Opinión personal
Si la reseña de Konets la empezaba diciendo que «el chico de Valladolid es un puto genio», con Todo lo mejor me reafirmo. Me faltan palabras para expresar todo lo que he sentido leyéndola. Gellida es el amo y el género Gellida algo que va más allá de etiquetas y categorías conocidas.
Cada vez que empiezo una novela de César tengo miedo, mucho miedo. Porque es mi escritor favorito en «esto de matar» (y con Víctor del Árbol conforma mi santísima trinidad aunque sean dos, porque ellos se bastan y se sobran), pero me da miedo que me saque de mi zona de confort.
Porque no os lo vais a creer, pero al colega le ha dado por escribir sobre cosas que a mí no me gustan (en algunos casos, incluso, que me provocan auténtico rechazo): en A grandes males le dio por montar una historia que giraba en torno a Dante (un personaje que cada vez que aparece en una novela me pongo enferma); en Khimera y en Konets se montó dos distopías de la madre que lo parió (y me las leí y, lo que es peor, las disfruté). No tenía bastante con estas «torturas» que ahora se va a la Alemania Democrática de los años 80, con su Kripo y con su Stasi; porque las historias de espías no son mi pasión, pero no me disgustan: lo que me pone los pelos como escarpias es la Stasi y sus métodos, y la Kripo y los suyos.
Pero como la novela la ha escrito César, pues yo me tiro de cabeza, desde un trampolín sin mirar si hay agua debajo. Nado y buceo entre sus aguas y cuando termino no me queda más que decir: me quito el sombrero ante ti (ese que lleva el personaje de la portada), te aplaudo hasta que me sangren las manos. Ole, ole y ole, chico de Valladolid. Eres el puto amo. Te da igual asesinos en serie, espías, o asesinos en serie y espías juntos, el triple salto mortal con tirabuzón.
Ambientada en Alemania entre el 26 de septiembre y el 16 de octubre de 1980, utilizando un narrador omnisciente en tercera persona y siguiendo un hilo cronológico lineal, en Todo lo mejor conocemos a Viktor Lavrov, un miembro de la KGB destinado en Berlín, que recibe un encargo para el que tendrá que utilizar sus conocimientos como psicólogo criminal.
El inspector jefe de la Kripo Otto Bauer está obsesionado con resolver los asesinatos de cinco niños, que él tiene claro que están relacionados entre sí pero que sus jefes prefieren que no investigue.
Los casos de Lavrov y Bauer se entrecruzan y… hasta aquí puedo leer.
- El libro me ha rechiflado porque es muy Gellida. Cuando llevaba diez páginas me había olvidado que no me gusta la Guerra Fría ni la Alemania Democrática y que los espías tampoco es que me vuelvan loca. Todo eso jugaba en su contra pero, una vez que la empecé, ya no la pude soltar.
- La originalidad de la trama, mezclando espías con un asesino en serie, es maravillosa.
- Los constantes cambios de escenario, que son una de las «especialidades de la casa» y que a mí me siguen pareciendo un gran acierto.
- Conocer a uno de los personajes de las trilogías anteriores en su juventud. Ni despertó nada en mí antes ni ahora, pero es un gran personaje, muy logrado, y muy complejo (sobre todo ver lo «blandito» que es en lo personal y la dureza con la que ejerce su vida profesional).
- Lo bien que fusiona la documentación con la historia real y cómo inserta esa información, tanto histórica como artística, para que quede perfectamente ensamblada con la novela. Lo mismo sucede con la aparición de personajes reales, como Markus Wolf, magistralmente mezclados con los de ficción.
- Que el protagonista no haya sido, como suele suceder, el más listo entre los listos y que el peso de la investigación la hayan llevado todos por igual. Viktor está centrado en la parte de los espías, que es lo suyo, y a Otto y a su hermana Birgitt en la trama criminal.
- Haber seguido paso a paso la investigación de los asesinatos de los niños, tanto con Otto y Birgitt, como con ellos y Max. Vamos acompañándolos paso a paso y descubrimos las cosas a la vez que ellos, por lo que, al hacernos partícipes de sus logros, nos convierte también un poco en protagonistas.
- Haberme creído la historia del «vampirismo» porque me lo ha explicado muy clarito desde el principio. Poco antes de leer Todo lo mejor reseñé Sharko, que trataba de un tema parecido, y en cuanto apareció la palabra vampiro yo me salí de la historia porque me resultaba poco creíble.
- La magnífica ambientación de la sociedad en la Alemania comunista, que está muy lograda. Me explico: a mí, al principio, me rechinó que hiciese protagonista a un policía homosexual en el Berlín de los ochenta; me chirriaba por la época y porque fuese un miembro de la Kripo. Y en la entrevista nos cuenta que en la zona oriental de Berlín era donde se concentraban los locales de ambiente.
- Otto y Birgitt, dos de los personajes más poliédricos y más humanos que han salido del coco de Gellida (y él es un gran creador de personajes, recordad a Ramiro, a Erika y compañía). Los que me seguís sabéis que no suelo empatizar con personajes femeninos (salvo que sean más malas que un dolor) y Birgitt me ha enamorado por completo. Además, me ha encantado su manera de expresarse, es Ramiro Sancho en femenino.
- Cómo ha plasmado la amistad entre Otto y Max Pekeler por encima de comunismo y capitalismo, de ideas políticas, y cómo después de un montón de años sin verse se ponen a trabajar juntos, por el bien común, para resolver los asesinatos de los menores.
- Lo bien que ha transmitido los sufrimientos del niño retenido, infinitamente mejor que los de Margarita en Sarna con gusto, que no me llegaron en ningún momento. Detesto a los niños en las novelas, pero el personaje de Lucas es inconmensurable, para traérmelo conmigo a casa; además, me lo imaginaba con la cara de Hugo y me ha resultado muy fácil encariñarme con él.
- Hay muy pocos giros argumentales, pero son fabulosos; en ningún momento se pasa de rosca ni se saca nada de la manga. Me he «tragado» tres de ellos como una reina; el primero, que era obvio, no lo he visto de venir. Pensaba: «ni siquiera César puede ser tan cabrón para hacer esto»; y lo hizo, vaya que lo había hecho.
- Aunque es la novela más negra del autor, tiene el ritmo de un thriller, endiablado, sin darnos tregua. Avisados estáis de que, una vez que lo empecéis, no podréis soltarlo
- El desenlace escandaloso, porque no he caído hasta que no lo he tenido encima. No hay nada que me guste más en un final que una justicia poética y aquí se cumple como si la hubiera inventado él.
- Y la nota final del autor es muy emotiva, tan digna de aparecer en una reseña como la historia en sí. En ella nos explica de dónde surgió esta historia, que es una deuda que tenía que pagar, y se desnuda en cuerpo y alma ante nosotros para contárnoslo.
- Aunque la novela forma parte de una bilogía (la continuación se llamará, como no podía ser de otra manera, Todo lo peor) solo queda un cabo sin cerrar pero, en esta ocasión, no me han dado ganas de matarlo si lo hubiese tenido delante. Es una intriga con la que puedo vivir perfectamente.
Resumiendo, que dice el Maestro: Gellida no tiene tope, creo que ni él es consciente de hasta dónde es capaz de llegar. En Todo lo mejor tenemos dos tramas (una de espionaje y otra de un asesino en serie), que se cruzan sin mezclarse, con unos personajes muy potentes y muy complejos, con un ritmo que no nos da tregua, y un desenlace espectacular. La novela más negra de César y NOVELÓN se me queda corto.
P.S.: Si es necesario, hacemos un micromecenazgo para comprarte secadores y pagarte la factura de la luz, pero sigue haciéndolo tan bien como lo haces, chico de Valladolid. #SoyGellidista
Todo lo mejor es lo peor cuando uno no sabe de qué lado está.
Puedes leer aquí la entrevista que concedió a Escaparate Literario con motivo de la publicación de esta novela.
Autor
César Pérez Gellida nació en Valladolid en 1974. Es Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y máster en dirección comercial y marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid. Ha desarrollado su carrera profesional en distintos puestos de dirección comercial, marketing y comunicación en empresas vinculadas con el mundo de las telecomunicaciones y la industria audiovisual hasta que, en 2011, decidió trasladarse con su familia a Madrid para dedicarse en exclusiva a su carrera de escritor.
César Pérez Gellida irrumpió con fuerza en el mundo editorial con Memento mori, que cosechó grandes éxitos tanto de ventas como de crítica y obtuvo el premio Racimo de literatura 2012.
Constituía la primera parte de la trilogía «Versos, canciones y trocitos de carne», que continuó con Dies irae y se cerró con Consummatum est y por la cual le fue otorgada la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses 2014 como reconocimiento a su ardua labor de documentación.
En noviembre de 2014 le otorgaron el Premio Piñón de Oro como vallisoletano ilustre, y en marzo de 2015 apareció su cuarta novela, Khimera. Actualmente sigue escribiendo y colabora como columnista en El Norte de Castilla.
La trilogía «Refranes, canciones y rastros de sangre» esta compuesta por Sarna con gusto, Cuchillo de palo y A grandes males.
En noviembre de 2017 publicó Konets, secuela y su precuela de ambas trilogías.
Datos del libro
Título | Todo lo mejor |
Autor | César Pérez Gellida |
Editorial | Suma |
Primera edición | 25 octubre 2018 |
Letraherida.
Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros.
Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena.