Opinión personal
No entraba en mis planes reseñar La asistenta te vigila de Freida McFadden porque me daba una pereza infinita ponerme a sacar fallos y que nos dieran las uvas del año 2346 de Nuestro Señor.
Pero hoy he visto en Instagram un post de la escritora Arantxa Rufo y he dicho: ¿por qué no? En él se preguntaba, como podéis ver en este enlace, «¿Quién decide si un libro es “malo”? ¿Existen libros “malos”?».
Querida Ara, te voy a responder: existen libros buenos, regulares, malos y malísimos, como es el caso que nos ocupa. Y La asistenta te vigila lo es objetivamente, porque el chiringuito se le puede desmontar a la McFadden rápido, no hace falta ni siquiera escarbar ni haber leído 18 512 libros de negra y criminal.
Os pondré un ejemplo que utilizo siempre: a mí no me gusta Velázquez y reconozco que es el mejor pintor de todos los tiempos. Soy capaz de diferenciar entre su genialidad (objetivo) y lo que a mí me transmite (subjetivo). Pues con los libros es lo mismo, sobre todo cuando decidimos que dejamos un libro porque no es el momento (pero sabemos que nos va a gustar más adelante), que uno que abandonamos porque no tiene ni pies ni cabeza ni fundamento.
En este caso, lo he terminado porque esperaba que me sorprendiera en algún momento, porque para mí era impensable que hubiera unas diferencias tan abismales con los dos anteriores.
La autora misma, en el capítulo 68, dice (y cito textualmente): «Normalmente, el tercero de una serie no es tan bueno, así que no es culpa suya». Pero vamos a ver, alma de cántaro: si sabes que este libro no está a la altura de los dos anteriores, ¿por qué has permitido que se publicara? Que entiendo que hay que aprovechar el tirón, que la vida está muuuuuy mal, pero yo he pagado casi 21 euros por un libro que no me vale ni para calzar una mesa (tranquilidad, que no se me ocurriría jamás, que es solo una frase hecha).
Una vez terminado este despropósito de novela, y tal y como se desarrollan los acontecimientos, doy por hecho que no volveremos a encontrarnos con Millie. Esta vaca no se puede exprimir más, ya no le queda ni una gota de leche que dar.
En La asistenta te vigila (aunque en Amazon aparece que el 10 de septiembre se publica uno titulado La empleada te vigila, con la misma cubierta, pero de otra editorial) han pasado once años desde los sucesos ocurridos en El secreto de la asistenta.
Millie está casada con Enzo y tienen dos hijos: Ada y Nico. Se han comprado una casa nueva y se han mudado a otro barrio. Pero nada más conocer a sus vecinos de al lado y a la vecina de enfrente, empieza a pensar si no se habrá equivocado.
Vamos al lío, que es a lo que hemos venido (aunque hoy iré rápido, que tampoco me voy a eternizar con semejante disparate).
¿Qué me ha gustado?
- La cubierta está muy en la línea de las anteriores, pero ese gris perla que le han puesto ya dice mucho de la fe que tenían los editores en el libro: ninguna. Es que nada que ver con ese azul de la primera y ese rojo sangre de la segunda. ¿Casualidad? No lo creo.
- El prólogo es tan brutal que, cuando Millie empieza a divagar sobre su nueva vida y nos dedica toda una parte a hablarnos de sus celos e inseguridades, el tostonazo se vuelve aún más grande en contraposición.
- En este caso, son tres los narradores en primera persona que nos cuentan su historia. Uno de ellos me ha gustado mucho y está muy bien llevado. Y no, no es Millie.
- Un par de giros narrativos, uno mediada la novela y otro al final.
¿Qué «me» ha fallado?
- En la parte superior de la cubierta hay un par de frases que como gancho pueden estar bien, pero son un destripe como la catedral de Bourges: «Vive en la puerta de al lado. Conoce todos tus secretos…».
- Lo de que hayan pasado once años en la vida de Millie desde La asistenta te vigila seguro que en su cabeza sonaba fenomenal, pero en la mía no tanto, porque el tiempo entre la lectura de estos dos libros ha sido de apenas dos meses. Y a mí me descolocaba bastante que Millie se hubiese casado en ese tiempo y hubiera tenido dos hijos que ya están casi criados.
- La trama es más simple que los nuevos tapones (¿cómo no iba a hablar yo de ese invento del demonio?). Aunque sigue la estructura de los anteriores (prólogo y dos partes dedicadas a dos narradores diferentes en las dos primeras), en La asistenta te vigila, como ya he adelantado, Millie se pasa medio libro hablándonos de su vida doméstica. Conociéndola y sabiendo el desparpajo que tiene, me ha sorprendido mucho (para mal), que el matrimonio y la maternidad la hayan convertido en una mujer insegura y celosísima.
- Que a lo mejor, que no digo yo que no, como esto se encuadra en domestic noir han decidido poner mucho de vida doméstica y poco de noir, porque lo que es esto último cojea por todos los lados. Cojea tanto que, como ya he mencionado, a poquito que se analice salen a la luz todas las incongruencias.
- He terminado hasta la mismísima punta del cuerno del unicornio de leer lo bueno que está el marido. Con un par de veces ya me ha quedado claro, por si no me hubiese dado cuenta a la primera.
- Aunque hay dos giros que me han sorprendido, en cuanto ha aparecido uno de ellos ya he deducido el resto de la novela: no sabía el quién, pero he averiguado al instante el cómo y el porqué. Y no es que yo sea la más lista a este lado del Misisipí, es que es tan obvio que da muchísima vergüencita ajena.
- Los diálogos, que podrían haber servido para presentarnos a los personajes, la mayor parte de las veces no tienen sentido y son conversaciones peregrinas. Lo de Millie y sus celos lastra demasiado la historia.
- Lo de los personajes es la guinda del pastel:
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- A Millie la conocemos de las dos entregas anteriores, pero nada que ver con la mujer echada para adelante y que se ponía el mundo por montera. Aquí lo único que le preocupa es que su marido no la esté engañando con la vecina y poco más. A ver, que no quiero decir que no deba preocuparse, pero aquí hemos venido a jugar y la McFadden nos ha regalado un personaje desdibujado que no se parece ni a su sombra.
- Suzette Lowell: la vecina de al lado, una pija repelente que es la que tiene a Millie muerta de celos. Que no he entendido muy bien por qué no le ha pegado una guantá con la mano abierta o la ha arrastrado de los pelos y ha soportado todas las borderías que le ha soltado haciéndola de menos.
- Janice: la vecina de enfrente, a la que ha perfilado para que ponga los pelos como escarpias. Vive pegada a la ventana espiando a los vecinos.
- Martha, la asistenta de los Lowell, que también se convierte en asistenta de los Accardi. ¿Recordáis ese refrán de «no sirvas a quien sirvió»? Pues aquí viene que ni al pelo. La relación de Millie y Martha es un auténtico sinsentido.
- Tenemos también a Enzo, a Ada, a Nico, al señor Lowell y a algunos personajes de libros anteriores con los que sí me ha gustado reencontrarme tantos años después.
- Vamos con el desenlace, que es lo que me ha sacado de mis casillas y me ha provocado ganas de prenderle fuego a todo. Os lo tengo que decir en clave, porque de lo contrario os destriparía el final. Voy a sintetizarlo en una sola frase: mira, Freida, léeme los labios, la policía de Nueva York no es gilipollas (por lo menos no lo era hasta ahora). Pero ¿sabes una cosita? Los lectores tampoco. Porque «eso» que nos has querido vender se ve en una simple autopsia. ¿Es que no se les ha ocurrido hacerla?
- Pero es que no ha tenido bastante con eso y ha pretendido hacer un cuádruple salto mortal con tirabuzón y la piscina estaba vacía. Señora McFadden, ¿usted se piensa que yo me voy a creer que alguien en la situación de «X» (no os puedo poner el nombre) va a arriesgarse de esa manera? Deduzco que a usted no, pero a mí me resulta bastante inverosímil.
Resumiendo, que dice el Maestro: con lo que me gustaron La asistenta y El secreto de la asistenta, La asistenta te vigila de Freida McFadden me ha parecido una soberana chapuza, nada que ver con los dos anteriores. Una trama simplísima, unos personajes o bien desdibujados o exagerados hasta la caricatura, un par de giros narrativos (uno de los cuales te hace deducir el final al momento) y un desenlace que se derrumba por todos los lados porque la policía no es tonta (y menos la de Nueva York), y es de primero de investigación hacer una autopsia.
¿Lo recomiendo? Pues obviamente no, porque aunque los dos primeros me entretuvieron tanto y me tuvieron tan enganchada que se llevaron sus 5 estrellas, este se lleva una y media y porque me ha sorprendido bastante el primer giro.
Y os adelanto una exclusiva: el 21 de noviembre, Suma publica La mujer de arriba, «un thriller psicológico… con ecos de Rebecca». A mí me parece que con esta comparación se han venido un pelín arriba, pero ¡qué sabré yo! ¿Que si lo voy a comprar? Pues posiblemente, porque noviembre es el mes en el que más dinero gasto en libros para pasar la pena y el duelo. Y este sale justo un día antes del 4.º aniversario… Lo iremos viendo.
Autor
Freida McFadden es médica en ejercicio y está especializada en lesiones cerebrales.
Ha escrito varios thrillers psicológicos best sellers que han llegado al número uno de Amazon.
Vive con su familia y su gato negro en una casa centenaria de tres pisos que mira hacia el océano con escaleras que crujen y gimen a cada paso y donde nadie podría oírte gritar. A menos que grites muy fuerte…, tal vez.
Datos del libro
Título | La asistenta te vigila |
Autor | Freida McFadden |
Editorial | Suma |
Publicación | 11 julio de 2024 |
Traducción | Carlos Abreu Fetter |
Serie | La asistenta |

Letraherida.
Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros.
Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena.