Reseña: Sarna con gusto (César Pérez Gellida)

por Montse Martín
Publicada el 10 Jun, 2018
Sarna con gusto

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Opinión personal

 

Cuando el día 7, recién llegada a casa del «patíbulo», recibí un mensaje de César recordándome que su libro ya estaba a la venta, lo primero que pensé fue: «¿Este tío es gilipollas? ¿Se cree que lo único importante que ha sucedido hoy ha sido el lanzamiento de su novela?». Estaba yo para novelas y menuda «Sarna con gusto» acababa yo de vivir, porque picar vamos que si picó.

Con el cabreo que tenía contra el mundo me olvidé de la novela y hasta de mi nombre. Y al día siguiente entré en Nubico, algo que hago mecánicamente 18 512 veces cada día. Y allí estaba. Y me acordé de Ramiro Sancho, me la descargué y me puse con ella. Porque yo no estaba enfadada con César, lo estaba con todo, y le tocó a él. Desde aquí te pido perdón por lo que pensé de ti, porque sabes que te tengo muchísimo aprecio.

Y hablando de cariño, voy a contaros una cosita: Khimera me la reventaron cuando iba por la mitad. Pero no un detallito, que con ese era bastante, no, todo lo que me quedaba. Porque algunas personas tienen que demostrar que se han leído una obra jodiendo a los demás, y aunque les digas «cállate, que no he terminado» siguen y siguen y siguen. Por eso en este blog falta esa reseña. Porque tuve que dejar el libro por una bocazas. Fin del desahogo.

Esta novela, para mí, es solamente el planteamiento de la trilogía. Que sí, que la historia principal queda completamente cerrada, de acuerdo. Pero la subtrama de los «Hombres Puros» pienso que es la que va a sustentar la trilogía y que esos hijos de la grandísima puta van a hacer santo a Augusto Ledesma.

Me ha gustado mucho, me ha tenido enganchada a sus páginas, pero no he conseguido empatizar con Margarita hasta el final. La visión de un secuestro desde todos los puntos de vista (la de la secuestrada, la de la policía, la de los secuestradores y la de la familia) me ha parecido muy buena, pero yo sufría más con el dolor de Sancho y sus compañeros, porque muchas de sus hipótesis eran falsas y yo lo sabía, porque César nos lo cuenta, que con el cautiverio.

Pero la subtrama de los malnacidos y sus «arcángeles» me abducía cada vez que aparecía. Gracias a ella vuelven mi islandés favorito y Erika, y presiento un nudo y un desenlace de la historia apoteósico, brutal. Porque si con la escena del vídeo, en la que no se describe absolutamente nada, me han dado ganas de vomitar (y tengo unas buenas tragaderas), no quiero pensar lo que me hará sufrir el de Pucela cuando entre en harina.

En esta novela César ha evitado darnos muchos datos, como sucedió en la trilogía anterior, que podían hacer la trama un tanto farragosa en algunos momentos, e ir directamente al meollo.

He visto una gran evolución del estilo, con un vocabulario mucho más cuidado, y un manejo aún mayor de la tensión, con escenas muy cortas y cambios de escenarios muy rápidos, para dejarnos con la miel en los labios y el corazón encogido cada vez que a él le daba la real gana (que para eso es el que manda).

Hablando de ambientación: he vuelto a disfrutar mucho con ella, porque conozco o he estado en la mayoría de los sitios que aparecen (y los que no, como el nuevo domicilio del pelirrojo, los he visto en Google Earth, porque así me involucraba más aún en la historia).

Respecto a los personajes poco puedo decir: Ramiro, inconmensurable, luchando por las cosas en las que cree sin importarle las consecuencias; Sara, la nueva compañera de Sancho, me ha gustado mucho y pienso que va a dar mucho juego en las próximas dos entregas; Ólafur me robó el corazón la primera vez que apareció en escena (y cuidadín cómo lo tratas, Gellida, que te las puedes ver conmigo y una motosierra); FFF me ha parecido un imbécil integral, pero de todo hay en la viña del señor (aunque César pone una frase en su boca que es lo que le ha salvado de un calificativo mayor, que ya me gustaría a mí poder decir públicamente lo que pienso de EP sin que me expedienten de por vida); Peteira tiene gran protagonismo en esta novela, y auguro, conociendo a César y lo poco que le tiembla el pulso para hacernos daño, que lloraremos con él. Y luego está «la Reme», imposible de describir, pero me he reído en una de las dos escenas en las que aparece que no podía parar. Esta mujer se merece una novela para ella sola. El mejor de todos, sin ningún género de dudas.

En cuanto a los secuestradores, salvo el bobo, los otros dos bestiales, animales hasta decir basta. Y hasta aquí puedo leer, porque si digo más reviento la historia entera.

La trama muy bien urdida, con un armazón compacto, con todos y cada uno de los hilos bien tejidos, y con sospresas, demasiadas, porque no nos hemos recuperado de una cuando tenemos otra esperándonos.

El desenlace impactante, aunque sabiendo como juega con nosotros «el chico de Valladolid» debería habérmelo imaginado.

Y ahora la pregunta del millón: ¿mejor o peor que las anteriores? Pues no lo sé, diferente en todo caso. Eso sí, me juego aquí y ahora lo que queráis, que la trilogía completa va a ser mejor que la de Augusto Ledesma, porque el abanico que nos ha abierto César con los negocios de los «Hombres Puros» le va a permitir una trilogía mucho más redonda todavía.

Voy más allá, porque yo no soy jugadora de chica: seguro que en la tercera entrega volverán a aparecer en este blog las seis plumas, que hasta ahora solamente las tiene una novela. Mirad si estoy segura de la que nos va a montar. Que este tío no es de fiar, que os lo digo yo, que es muy buena gente como persona, pero como escritor es un…

Y para finalizar os dejo el párrafo con el que más me he identificado, porque todos deberíamos, cuando trabajamos en equipo, hacer lo mismo que los jugadores de rugby:

 

—Colectividad, Fernando, esa es la clave. Los ojos profanos pueden interpretar que es un deporte en el que los delanteros se parten la jeta para que los tres cuartos se luzcan, pero no es así. Si uno de estos estilizados figurines de ahí —señaló moviendo el brazo— no  placa, todo el trabajo de los gordos no habrá servido para nada.

 

 

Autor

 

César Pérez Gellida nació en Valladolid en 1974. Es Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y máster en dirección comercial y marketing por la Cámara de Comercio de Valladolid. Ha desarrollado su carrera profesional en distintos puestos de dirección comercial, marketing y comunicación en empresas vinculadas con el mundo de las telecomunicaciones y la industria audiovisual hasta que, en 2011, decidió trasladarse con su familia a Madrid para dedicarse en exclusiva a su carrera de escritor.

César Pérez Gellida irrumpió con fuerza en el mundo editorial con Memento mori, que cosechó grandes éxitos tanto de ventas como de crítica y obtuvo el premio Racimo de literatura 2012.

Constituía la primera parte de la trilogía «Versos, canciones y trocitos de carne», que continuó con Dies irae y se cerró con Consummatum est y por la cual le fue otorgada la Medalla de Honor de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses 2014 como reconocimiento a su ardua labor de documentación.

En noviembre de 2014 le otorgaron el Premio Piñón de Oro como vallisoletano ilustre, y en marzo de 2015 apareció su cuarta novela, Khimera. Actualmente sigue escribiendo y colabora como columnista en El Norte de Castilla.

Sarna con gusto es la primera novela de «Refranes, canciones y rastros de sangre».

 

 

Datos del libro

 

 
Título Sarna con gusto
Autor César Pérez Gellida
Editorial Suma
Primera edición 7 abril 2016
Serie Refranes, canciones y rastros de sangre

 

 

 

 

Esta reseña se publicó originalmente el 10 de abril de 2016 en el blog Con el alma prendida a los libros (ya cerrado). Como no quiero perder las entradas ni las sensaciones que me dejaron las novelas reseñadas allí, la recupero en esta web sin moverle ni una coma.

 

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