Reseña: Dos formas de escribir una novela en Manhattan (Carmen Sereno)

por Montse Martín
Publicada el 22 Oct, 2022

Suscríbete a nuestro boletín semanal

Recibirás cómodamente en tu correo nuestro boletín semanal con reseñas, novedades editoriales, recomendaciones, series literarias, sorteos y mucho más.

quiero suscribirme

Opinión personal

 

Cuando veáis una reseña sin haber pasado dos meses desde la anterior, algunos vais a pensar que estoy enferma. Pues no. Tengo poco tiempo para reseñar (y a mí lo que realmente me gusta es leer y compartir la experiencia) y solo me merece la pena ponerme a escribir impresiones de obras que realmente me han llegado al corazón, bien porque me lo han hecho pasar mal o porque he disfrutado de ellas como una enana; además, últimamente leo mucha fantasía y no me veo capacitada (alerta, spoiler: todavía) para meterme en esos berenjenales. ¿Que en qué categoría está Dos formas de escribir una novela en Manhattan? Pues tendréis que seguir leyendo para averiguarlo.

 

Me pongo a escribir esta reseña cuando falta un mes justo para que se cumpla el segundo aniversario del fallecimiento de mi padre. Y vosotros diréis, ¿y a nosotros qué nos importa? Nada, lo sé, pero viene a colación porque en mayo Carmen Sereno perdió a su hermano de golpe, y espero haber sido una de las mallas de su red como ella lo fue de la mía. He de confesaros que cuando recibí el libro lo primero que hice fue mirar la dedicatoria, porque tenía clarísimo, sin haberlo hablado con ella, que este libro era un homenaje a él, porque la pilló escribiéndolo y me consta que continuarlo fue para ella una tabla de salvación. 

 

Y antes de empezar a contaros por qué tenéis que leer esta novela sí, sí o sí, quiero hacer una aclaración. El otro día puse esto en Twitter. ¿Que por qué pongo una foto? Cuando leáis Dos formas de escribir una novela en Manhattan lo entenderéis:

 

 

 

Y MrsRose_84 me respondió:

 

 

Esto, obviamente, no va contra ella; primero, porque es una persona que me cae fenomenal y segundo, porque es alguien con mucho criterio (si no la seguís, hacedlo, porque siempre tiene cosas interesantes que decir). Pues bien. Cuando yo hablo de escritores a los que adoro/quiero/aprecio (léase César Pérez Gellida, Ara Rufo, Marta Cañigueral o Carmen Sereno), lo hago desde la más completa objetividad, despojada por completo de la pasión que me caracteriza. Yo soy muy intensa (no os lo voy a negar porque estaría mintiendo como una bellaca), pero me cuido muy mucho de serlo cuando hay sentimientos de por medio. Es decir, que si yo anoche escribí en Twitter que la Sereno está a siglos luz del resto o que es la reputísima hostia, no me estoy dejando llevar por el cariño que le profeso ni por amor de hermana; estoy hablando con la cabeza, no con el corazón. 

 

Vamos con la novela, que al final no os cuento nada sobre ella, aunque ya habréis intuido algo:

 

Estamos en Nueva York en 2017. Conocemos a Siobhan Harris, una joven de veintinueve años que, como consecuencia de una ruptura sentimental, se pone a escribir su historia por capítulos en una plataforma. Trabaja en marketing digital y es más pobre que las ratas. Pero una agente ve el potencial de su novela y una editorial se la publica.

 

Por otro lado tenemos a Marcel Dupont/Marcel Black, un autor superventas de novela negra. Con fobia social, tiene treinta y cinco años y está escribiendo la decimoquinta novela de una serie. Como no podía ser de otra manera, está podrido de pasta y tiene el dinero por castigo. Marcel escribe con seudónimo, no tiene redes sociales y nunca ha hecho campañas de promoción de su libro. Nadie lo conoce, nadie sabe quién es. Su editor le dice que debería ser activo en redes y él, contra su voluntad se abre una cuenta en Twitter.

 

El inocente tuit de una influencer literaria (ojalá más como ella en el mundo de la literatura, de las que diseccionan las novelas y saben de lo que están hablando, no solo exhibiendo libros como si solo sirviesen para decorar) hace que Shiv y Marcel se enzarcen en una discusión en público sobre si la novela negra es mejor que la romántica (o viceversa). Y la buena señora les lanza un reto: escribir juntos una novela en la que se mezclen los dos géneros.

 

Hace poco más de un año, en una de las muchas conversaciones que tengo con la Sereno, le dije: «he llegado a la conclusión que una novela, sea del género que sea, si no tiene romance se me queda coja». Porque yo no soy una asidua lectora de romántica, posiblemente porque lo que he intentado leer en los últimos tiempos no me ha llegado; para que yo me enganche a una novela de este género tiene que tener muchos ingredientes además de una historia de amor que termine bien. Y Carmen Sereno en eso es una maestra; sus novelas no se limitan a chico conoce a chica (se hacen amigos y se enamoran; tienen un flechazo; se odian pero se enamoran después) y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Por ejemplo, en los dos primeros denunciaba el mangoneo de las compañías farmacéuticas y en el último hablaba de racismo y del auge de la ultraderecha en Europa (quién nos iba a decir la que se nos venía encima, con tres países en los que ya gobiernan).

 

Pensaréis que vaya rollo que os he soltado y que a cuento de qué viene esto. Queridos, creedme, esto tiene muchísimo que ver con la historia que se desarrolla en Dos formas de escribir una novela en Manhattan y sobre todo con los prejuicios que tienen muchos sobre la novela romántica (ay, Marcel, quién te lo iba a decir a ti). ¿Y sabéis qué sucede cuando estos adalides se ponen a pontificar? Que perjudican la literatura. Porque todos los libros son literatura. Y aquí entramos en el eterno debate sobre qué es «alta literatura» y qué es «literatura de evasión». Creo que ya hablé en alguna ocasión sobre los libros que «solo» nos entretienen. En mi caso, que un libro lo haga ya me parece muchísimo, porque a aprender se va a la escuela; leemos para evadirnos, para vivir otras vidas y visitar otros mundos. Y Carmen consigue transportarnos al lugar que se proponga, meternos en la piel de los personajes y sufrir o disfrutar con lo que les va sucediendo.

 

 

Vamos al lío, que es a lo que hemos venido:

 

 

¿Qué me ha gustado?

 

 

  • La cubierta, con ese morado, mi color favorito (que, además, llamadme superficial, pero hace juego con el de la imagen destacada) y con esas dos imágenes de los protagonistas, que ya nos adelantan cómo son. Por otro lado, la editorial ha seguido la misma línea  de las anteriores y es fácil identificarla con una novela suya. Felicitaciones otra vez a la ilustradora por hacerlo posible.

 

  • El título, que no puede estar peor pensado para un hashtag. Pero, sis, ¿cómo vamos a hacerte TT con una frase tan larga? Bueno, acortaremos a #DosFormas. Quietos, paraos, que os veo venir. He dicho que está mal pensado para Twitter, que no que sea feo, porque esa frase es la esencia de la novela, la que provoca el conflicto y la que hace que la trama fluya.

 

  • No vayáis a pensar que he mencionado los hashtags de Twitter sin motivo. Yo no doy nunca puntada sin hilo. En Dos formas de escribir una novela en Manhattan son una parte importante y la verdad es que son superoriginales. A nuestros protagonistas uno de ellos les explota en la cara (Shiv, Marcel, tranquilos, que no sois los únicos; a mí también me pasó).

 

  • En relación con la cubierta (y mi frivolidad), ¿debemos juzgar un libro por su portada? Obviamente, cuando vamos a una librería, es lo primero que nos llama la atención. Pero un libro es mucho más que lo que vemos a primera vista, igual que las personas somos mucho más que una apariencia. Lo importante, tanto de los libros como de nosotros, está en el interior. Y para eso tenemos que ser valientes y escarbar en la superficie hasta que hayamos llegado a la última capa.

 

  • También he de alabar el buen saber hacer de la persona que ha maquetado la novela. Aunque ya había visto algo similar en La apelación, me ha gustado mucho la forma de poner los tuits en el libro (algunos incluso con fotos y con memes)  y también los wasaps. Eso le da su puntito de originalidad.

 

  • Y hablando de capas: esta novela está llena de ellas («más que un vampiro»). Haceos un favor y no os quedéis solo en la historia de amor. Carmen Sereno conjuga a la perfección temas como el abandono, el miedo a la pérdida, el amor y, cómo no, la literatura. 

 

  • Aprovechando la metaliteratura, la autora «denuncia» por boca de sus personajes, muchas de las cosas que viven los autores en la era de las redes sociales y de la inmediatez:
    • Los tipos de lectores: la cabreada, que se enfada si algo no sucede como se lo había imaginado; la sensible, que también se enfada cuando algo le hace daño; la impaciente, que no ha terminado de leer un libro y ya quiere el siguiente. Me identifico con todas, y la mayoría de las veces soy las tres a la vez).
    • El menosprecio generalizado de la novela romántica (Marcel la llama «rosa», como muchos).
    • El trato de los autores superventas a los que están empezando, y cómo se olvidan de que alguna vez fueron ellos, porque no es lo mismo publicar en una plataforma que en la mayor editorial de los Estados Unidos.
    • La presión de los editores.
    • Cómo les afecta la opinión de los críticos y de los lectores (¿los autores escriben para que los lean o porque es su terapia para poner «orden en el caos»?
    • El eterno debate (que ya he adelantado) entre «alta literatura» y «literatura de evasión».
    • Además de el empoderamiento de las mujeres, el racismo (los que son racistas, ¿lo son en realidad o son xenófobos?) y la diversidad sexual.

 

  • Y vosotros os preguntaréis si tiene platillos suficientes para tantos palos como toca. Ya os lo adelanto: sí. Sereno no necesita hacer una tesis doctoral para profundizar en esos temas; le bastan unas pinceladas para obligarnos a posicionarnos de un lado o de otro en el tema que está tratando.

 

  • Como ya he mencionado, en Dos formas de escribir una novela en Manhattan hay mucha metaliteratura y, como no podía ser de otra forma, la autora lo aprovecha también para la estructura de la novela, que se divide en un prólogo, tres partes tituladas (Planteamiento, Nudo y Desenlace) y un epílogo. Hay que tenerlos muy bien puestos para utilizar esos títulos, pero, si lo pensamos bien, ¿se os ocurren algunos mejores? Alerta, spoiler:  a mí, no.

 

 

  • No os asustéis y penséis que lo metaliterario le resta protagonismo al romance. De ninguna manera. Es gracias a eso que surge la historia de amor, y los dos temas están muy bien equilibrados, en una simbiosis perfecta.

 

  • El romance es un «de enemigos a amantes» (me niego a lo de enemies to lovers) de manual, con una historia que se cuece a fuego lento, lentísimo. Porque aunque nuestros protagonistas empiezan a sentir muy pronto, les cuesta mucho asumir esos sentimientos: Shiv porque piensa que él nunca le va a hacer caso; Marcel porque no está dispuesto a entregar su corazón y que se lo rompan. Para mí esta novela es la menos romántica de las cinco que ha escrito, y la que tiene la historia de amor más bonita y tierna de todas. Parece una contradicción, ¿verdad? Pues no lo es. Cuando la leáis, lo entenderéis.

 

  • Lo bien que ha insertado la autora en relación con ese corazón destrozado de Marcel el kintsugi, el arte japonés de reparar con oro las fracturas de piezas cerámicas; una pieza reparada no tiene menos valor, un corazón fracturado también puede recomponerse, porque las cicatrices internas (que son las que no se ven y las más difíciles de arreglar) son sinónimo de que hemos vivido y seguimos haciéndolo.

 

  • Como en Bajo el cielo de Berlín, Carmen Sereno utiliza también un narrador equisciente en tercera persona, pero en este caso en pasado en lugar de en presente, y va alternando capítulos protagonizados por Shiv y Marcel, en los que los vamos conociendo a la perfección, porque no escatima ni un detalle de lo que están viviendo/sintiendo/sufriendo/gozando en cada momento.

 

  • En todas las reseñas de sus libros he dicho que los diálogos eran brillantes, «naturales, sin encorsetamientos, dándole a su personaje su propia voz». Aquí va un paso más allá, y las pullas entre Shiv y Marcel son dignas de enmarcar. En muchos momentos me he reído a carcajadas, porque son brutales. Además, en ese «intercambio» de pareceres es donde mejor podemos ver la evolución de Shiv, desde su timidez inicial a la seguridad en sí misma de los últimas.

 

  • Además, hay un par de escenas en la novela (una en una pizzería y otra corriendo por un puente), que parecen sacadas de una película de comedia romántica americana. Sobre todo con la de la pizzería no me he podido reír más y desde aquí te doy las gracias, sis, porque necesitaba destensar y fuiste mi casita en el árbol. 

 

  • El ritmo de la novela es más ágil que el de la novela anterior y, como es característico en ella, su prosa nos envuelve, «traspasa las páginas del libro, nos remueve, nos sacude y nos emociona. Porque para escribir bonito y que llegue al lector, menos es más; quiero decir, no son necesarios 18 512 adjetivos ni 18 512 frases subordinadas… No. Escribir bien es conseguir que los lectores se emocionen cuando leen, y la Sereno esto lo borda». Como os adelanté ayer en Twitter (y ya he hecho aquí), Carmen está no a años, está a siglos luz del resto, no solo de las escritoras de romántica, de la mayoría.

 

  • La documentación manejada y la manera de introducirla en la historia, sin que apenas se nota y sin saturarnos de datos no aportan nada a la trama. Si un escritor español ambienta una novela en Nueva York y Nueva Orleans (como es el caso), la «americanidad» tiene que rezumar en todas sus páginas. No puedes poner a tus personajes (lo he visto en más de una novela y en más de diez) comiendo paella o bebiendo sangría en un restaurante de Brooklyn, porque en ese mismo momento me has sacado de la historia.

 

  • Hay escenas sensuales y un par de sexo explícito en las que, como siempre, se mezclan la exquisitez y lo hot (vamos, lo que viene siendo lo «sucio» de toda la vida). El contraste es de lo más excitante, palabra de india. Y como en ocasiones anteriores, algunas de las más eróticas no tienen sexo.

 

  • Los personajes, ¿qué decir de ellos? Son redondos, llenos de matices y con muchas aristas, la perfección en la imperfección, poliédricos. El muso de la Sereno para esta novela a mí no me gusta (que no digo que no sea guapo, que lo es, pero es demasiado blandito para mi gusto) y yo pensaba ponerle la cara de Idris; pues la muy **** ha conseguido que vea a Regé-Jean Page donde tendría que haber visto a Elba (no te lo perdonaré jamás, Sereno).
    • Siobhan Harris es una joven de veintinueve años que acaba de publicar su primera novela. Optimista por naturaleza, cree en el amor por encima de todo y en los finales felices aunque le acaben de pisotear el corazón. Es tímida y no se cree que un libro suyo esté en todas las librerías; el síndrome del impostor la asalta constantemente.
    • Marcel Black es un afamado escritor de novela negra. Tiene un ego más grande que la catedral de Bourges y su ironía y su sarcasmo esconden la coraza con la que se protege para no volver a sufrir. Durante toda la novela me ha parecido un cretino, a pesar de estar viendo ese caparazón con el que se ha pertrechado. Pero hay que reconocerle que no ha renegado de sus orígenes y, a pesar de estar podrido de pasta, tiene muy claro el lugar del que ha salido. Escribir es su manera de moldear la realidad, porque la vida ha sido muy dura con él.
      • ¿Serán capaces de entenderse dos personalidades tan diferentes? Porque no solo es que escriben géneros literarios distintos (y Marcel reniega de la romántica), es que tienen una concepción diferente del amor: Shiv es una romántica empedernida y Marcel un descreído que solo tiene aventuras de una noche porque es la única manera de que no le partan el corazón.
    • Los secundarios son de auténtico lujo, tanto que algunos de ellos (como Alex o Chaz) están pidiendo a gritos protagonizar su propia novela (toma nota, sis, que me debes la de Escocia protagonizada por Momoa y ahora estas dos).
      • Alex es el agente literario de Marcel, el único que lo pone en su sitio cuando su ego habla por él o lo vencen los miedos. 
      • Chaz, la hermana mayor de Marcel, una mujer que ha sacrificado su vida por los demás.
      • Paige, una de las dos mejores amigas de Shiv. Su lema es: «Los hombres son como los zapatos; tienes que probarte unos cuantos antes de encontrar los adecuados».
      • Lena, la otra amiga de Shiv; no tiene filtro y es una revolucionaria que milita en todas las causas perdidas.

 

  • La ambientación es una maravilla. He paseado por Nueva York (tanto por Manhattan como por Brooklyn) de la mano de los personajes. Pero donde de verdad se nota lo que la autora se lo ha currado en la documentación es en Nueva Orleans: música, gastronomía, climatología, historia… No me gustan las novelas ambientadas aquí, porque lo variable de su clima (del calor asfixiante a las lluvias torrenciales), si está bien narrado, me ahoga; pues bien, la Sereno ha conseguido que me asfixie un par de veces. Y no me voy a quedar con las ganas de comer jambalaya ni gumbo; buscaré las recetas y los haré.

 

  • El desenlace, como no podía ser de otra manera («recordad, niñas: la romántica acaba bien; si acaba mal, es drama») es el esperado, pero ha habido algún momento en el que estaba tan embebida por la historia que se me ha pirado la pinza y he pensado que la Sereno me la iba a liar; menos mal que han sido dos o tres ocasiones puntuales y rápidamente me he dado cuenta de que tenía que terminar bien. Ese «terminar bien» ha sido superemotivo y uno de los puntos en los que vemos la evolución de Marcel.

 

  • El epílogo (os recuerdo que los detesto si no aportan nada, aunque este no es el caso) me ha puesto un nudo en la garganta y me ha hecho perder una sístole cada dos diástoles. ¡No puede ser más bonito! 

 

 

Recordad que autoplagiarse no solo no es malo, es obligatorio. Como a mí ya no me quedan palabras para hablar de lo que me transmiten las novelas de Carmen Sereno, me voy a parafrasear y a plagiar (porque yo lo valgo).

 

Resumiendo, que dice el Maestro: Dos formas de escribir una novela en Manhattan es un NOVELÓN, una novela que conjuga a la perfección una historia de amor y metaliteratura, con una prosa exquisita que nos envuelve y nos atrapa entre sus páginas a través de los sentimientos, una forma de narrar y describir maravillosa, y un desenlace a la altura.

 

Un libro muy emotivo y lleno de sentimientos, algo que no se debe confundir con sensiblería. Tampoco es un obra ñoña ni cursi.  Es una novela magnífica, muy bien escrita y que nos subyuga a través de la magia de sus palabras, que emociona y que llega dentro. Os puedo garantizar que aunque en la vida real soy una persona hipersensible, cuando leo, pocos consiguen moverme el corazón; y en Dos formas de escribir una novela en Manhattan, Carmen Sereno me lo ha tenido subiendo y bajando como un ascensor durante toda la lectura, con un nudo atravesado en la garganta que me ha costado deshacer.

 

Cuando empecé a leer su novela anterior, tuiteé esto: «Carmen Sereno está a otro nivel en Bajo el cielo de Berlín. Qué manera de escribir, qué manera de narrar, qué manera de transmitir, qué manera de describir, qué manera de enganchar». Ella, que no es futbolera, no sabía que estaba parafraseando Motivos de un sentimiento, el himno del centenario de mi Atleti. No solo lo mantengo, sino que ahora, después de haber terminado Dos formas de escribir una novela en Manhattan, me reafirmo y añado: ESTÁS A SIGLOS LUZ DEL RESTO. ERES LA REPUTÍSIMA HOSTIA, Carmen Sereno.

 

No creo que sea necesario, pero por si alguien se ha despistado. Me faltan estrellas y manos para aplaudir esta novela y a su autora. 5 estrellas del tamaño del ego de Marcel Black, pero regadas con el optimismo de Shiv Harris. Un IMPERDIBLE. Corred, queridos, que el 26 de octubre está a la vuelta de la esquina.

 

 

 

No es quien te besa bajo la lluvia. Es quien te abraza durante la tormenta.

 

El acto de escribir estructura el caos de la propia existencia. Y créeme: no hay nada tan angustioso como llevar dentro una historia que no se ha contado todavía.

 

Podría arder el mundo a su alrededor y no escogería otro lugar para contemplar su final.

 

 

 

 

Autor

 

Carmen Sereno (Barcelona, 1982) es periodista y ha trabajado en diversos medios de comunicación y grandes corporaciones. 

Un día se dio cuenta de que había demasiadas historias por ahí que debían ser contadas y lo dejó todo para cumplir su gran sueño de ser escritora. Viajar es lo segundo que más le gusta después de escribir. Fotografiarlo todo, lo tercero. 

Habla varios idiomas y le apasionan los países nórdicos, sobre todo Suecia. De hecho, lleva la palabra «Estocolmo» tatuada en el brazo, aunque, cuando le preguntan, suele decir que es simbólico para hacerse la interesante. 

Está casada y tiene un hijo que, curiosamente, fue concebido en esa ciudad. 

Con Maldito síndrome de Estocolmo ganó la primera edición del Premio Chic. Azul Estocolmo completa la bilogía.

Tras Nadie muere en Wellington y Bajo el cielo de Berlín, ahora publica su quinta novela, Dos formas de escribir una novela en Manhattan.

 

 

Datos del libro

 

 
Título Dos formas de escribir una novela en Manhattan
Autor Carmen Sereno
Editorial Chic
Primera edición 26 octubre 2022
Traductor
Serie

 

 

 

 

 

 

 

 

Puedes encontrar a Montse Martín en Lector Cero. Si quieres un informe literario o una corrección de tu novela, puedes contactar con ella aquí.

 

 

Cuéntame qué opinas

2 Comentarios

  1. Miguel Vasserot

    Muy buena reseña. Me has convencido y será mi próxima lectura.
    Gracias

    Responder
    • Montse Martín

      Hola, Miguel:
      Muchas gracias.
      Espero que la disfrutes tanto como yo.
      Un beso.

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

En Escaparate Literario cumplimos el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD)

Responsable: Elías García Díaz

Finalidad: Gestionar los comentarios de nuestro blog

Legitimación: Tu consentimiento

Destinatarios: Los datos que nos facilitas están alojados en los servidores de la empresa 1&1 Internet España S.L.U.

Ver la politica de privacidad de 1&1 Internet España S.L.U. ( https://www.1and1.es/terms-gtc/terms-privacy/)

Derechos: En cualquier momento podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.

error: NO ME PLAGIES