Reseña: Muerte en primera clase (J. M. Guelbenzu)

por Montse Martín
Publicada el 23 Dic, 2019
Muerte en primera clase

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Opinión personal

 

 

Julia Cruz, amiga de Mariana de Marco, invita a esta a realizar un crucero de gran lujo por el Nilo. 

 

Junto con ellas se encuentra un variopinto grupo de personas, entre los cuales destaca Carmen Montesquinza, que viaja acompañada de muchos miembros de su familia, como si de un séquito se tratase.

 

Pero la aristocrática dama desaparece una noche sin dejar rastro. Todos afirman que ha sido un accidente, pero la jueza de Marco piensa que ha sido un asesinato. 

 

Cuando otra persona desaparece en las mismas circunstancias, Mariana se da cuenta de que las casualidades no existen y que no hay probabilidad alguna de que dos personas se esfumen del mismo sitio y de la misma manera.

 

¿Qué oscuros intereses se ocultan detrás de estas desapariciones? Los móviles de los crímenes siempre son el dinero, los celos o la venganza, pero ¿puede haber algo más en este caso?. Las sospechas de que no han sido accidentes pueden poner a Mariana en el punto de mira del asesino…

 

Como ya he comentado, Muerte en primera clase es la sexta entrega de una serie. No es necesario leerlas por orden, aunque yo lo aconsejo, porque así vamos conociendo al personaje de la protagonista. Además, creo que las novelas han ido de más a menos, para mi gusto.

 

Con el primer libro, No acosen al asesino, me sucedió una cosa muy curiosa. Me puse a leerlo un domingo por la tarde y cuando iba por la página 30 y ya estaba enganchada vi que lo que está leyendo no tenía ninguna relación con lo anterior; seguí pasando páginas y cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que habían intercalado páginas de Luna funesta de Michael Connelly. Al día siguiente fui a descambiarlo y la persona que me atendió y yo tuvimos que buscar un libro que estuviera bien, porque la mayoría tenían el mismo defecto. Después me ha sucedido en varias ocasiones, a pesar que desde la primera vez procuro revisar bien los libros antes de traérmelos; pero, algunas veces, se me pasa alguno y generalmente la «errata» llega en lo más interesante.

 

En primer lugar quería puntualizar que la he etiquetado como novela negra, aunque el autor se empeñe en decir que él hace novela policíaca. No suelo entrar en este tipo de disquisiciones, pero si Guelbenzu hace una brutal crítica social en esta obra, además de otra sobre la justicia en España, para mí es género negro y no policíaco. La disección que hace de la microsociedad que viaja en el barco es extrapolable a la sociedad en general, con su entramado de intereses económicos y financieros, los nuevos ricos con mucho dinero pero sin ningún escrúpulo.

 

Ambientado en Egipto, los hechos se desarrollan en una semana de mediados de marzo de 2003 (la fecha exacta no figura en el libro, pero hablan de la invasión de Irak por los estadounidenses con el apoyo de nuestro expresidente), por lo que es sencillo deducirlo.

 

Siguiendo un orden cronológico lineal, la novela está estructurada en 72 capítulos cortos. Escrita en tercera persona, con un narrador omnisciente, con una prosa muy elaborada, el estilo es directo y fluido, en el que se mezclan, casi a partes iguales, la narración y el diálogo (algunos con un humor cáustico fantástico).

 

La trama está muy bien urdida, aunque las subtramas que Guelbenzu acostumbra a introducir en sus novelas nos hacen distraernos en algunos momentos de la historia principal y que nos preocupemos por hechos poco o nada relevantes, y el ritmo va in crescendo, siguiendo la estructura interna de la novela: más lento en el planteamiento (en el que nos va presentando a los personajes), un poco más ágil en el nudo (que casi parece gordiano y pensamos que no nos va a quedar otro remedio que cortarlo en lugar de intentar deshacerlo) y rápido en el desenlace.

 

El autor rinde homenaje en esta obra a dos grandes de la literatura: Wilkie Collins, para mí el padre de las novelas de este tipo, porque Mariana está leyendo Sin nombre, y a Agatha Christie, mencionándose a Poirot por su similitud entre lo que está sucediendo en el barco y Muerte en el Nilo de la escritora británica.

 

Además, esta novela tiene banda sonora: el jazz es una parte importante en el argumento.

 

Los personajes están muy bien perfilados, desde Mariana de Marco, a la que venimos conociendo desde hace tiempo, para las que estas vacaciones son una huida por los problemas que tuvo en su último caso, pasando por Julia Cruz, un actante de lo más interesante, cuya principal característica es lo dura que es con la jueza, aunque solamente lo hace para que esta se despabile y agarre el toro por los cuernos, hasta Ada, que nos puede parecer una mosquita muerta durante muchos capítulos, pero que no lo es en absoluto. 

 

La familia de Carmen Montesquinza (hija, exmarido, exhijastro y demás especímenes que viven a sus expensas), una galería heterogénea de «parásitos», fielmente retratados.

 

Los escenarios y ambientes están tan bien logrados que podemos disfrutar del crucero por el Nilo, de las visitas a los monumentos y museos, de la música, en definitiva, de un lujo y un glamour que, por lo menos en mi caso, solamente podré gozar a través de las novelas.

 

Como ya he comentado, el libro va de menos a más, y el desenlace, con giros inesperados muy bien llevados por el autor, es insospechado y sorprendente. Mariana de Marco, que primero tiene intuiciones y luego emplea lo lógica, va encajando poco a poco las piezas del puzzle, hasta que todas terminan en su lugar, pero a nosotros nos descoloca totalmente.

 

A pesar de todo, no es el mejor libro que he leído de Guelbenzu. Me sigue encantado el personaje de Mariana, tan fuerte, tan independiente, tan justa, tan metomentodo, pero a mí me gusta el ritmo más ágil en las novelas de este tipo (llámense policíacas o negras, que me da igual), y en esta, para mi gusto, es demasiado lento, excepto al final. Pero esto es, solamente, mi opinión personal. A pesar de esto, cuando se publique el séptimo libro, lo compraré y lo leeré (el autor quiere que la serie completa conste de diez), porque siempre es una apuesta segura.

 

Y para terminar, un párrafo fabuloso que tiene relación con la que nos está cayendo en estos momentos:

 

Hay de todo; hay muchos jueces competentes y honestos a carta cabal, que no se dejan llevar por la parcialidad, la pereza o la ideología, pero hay otros que sí, por la ideología y por la soberbia. Y en las alturas, que es lo peor, se están dejando comer por la dinámica interesada de las asociaciones. Yo no apruebo la existencia de lobbys entre los jueces, va contra el fundamento mismo de su función, pero las asociaciones son ahora parte del sistema. También la política se está entreverando con la judicatura.

 

 

 

Autor

 

 

José María Guelbenzu nació en Madrid en 1944.  Realizó estudios de Derecho y Dirección de Empresas en Icade y en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

 

En 1964 se incorporó a la recién fundada revista Cuadernos para el Diálogo como confeccionador y colaborador; más tarde, se hizo cargo de la jefatura de producción de la sección de libros hasta 1969. Fue también uno de los codirectores del Cine-Club Imagen de Madrid y colaboró en periódicos nacionales de la época (Informaciones, Madrid y el semanario Signo) y en diversas revistas literarias.

 

En 1970 se incorpora a la editorial Taurus y en 1977 asume la dirección editorial de la misma. En 1982 se hace cargo, simultáneamente con la anterior, de la dirección literaria de la editorial Alfaguara. Desempeña ambos cargos hasta 1988, en que abandona las dos editoriales para dedicarse exclusivamente al ejercicio de la literatura,

 

Es colaborador regular de las secciones de Opinión y Cultura y ejerce la crítica semanalmente en el suplemento de libros Babelia, todas ellas del diario El País, periódico en el que escribe desde su fundación. Colabora también regularmente en Revista de Libros.

 

Ha sido jurado de diversos premios literarios entre los que figuran los Nacionales de Literatura, el premio Nadal de novela y el premio Café Gijón de novela. Fue presidente y profesor de la Escuela de Letras de Madrid durante los primeros cinco años de existencia de la entidad. Ha pronunciado numerosas conferencias, dirigido seminarios e impartido clases de literatura en diversas Universidades e Instituciones nacionales y extranjeras.

 

Ha obtenido el Premio de la Crítica de narrativa en 1981, el Premio Internacional de Novela Plaza & Janés en 1991, el Premio Fundación Sánchez Ruipérez de Periodismo en 2007 y el Premio Torrente Ballester de Narrativa en 2010.

 

Entre sus novelas, destacan las dedicadas a la jueza Mariana de Marco, de la que esta es su sexta entrega. Las anteriores son, por orden cronológico No acosen al asesino, La muerte viene de lejos, El cadáver arrepentido, Un asesinato piadoso y El hermano pequeño.

 

 

Datos del libro

 

 
Título Muerte en primera clase
Autor J. M. Guelbenzu
Editorial Destino
Primera edición 4 septiembre 2012
Serie Mariana de Marco

 

 

 

 

 

Esta reseña se publicó originalmente el 4 febrero de 2013 en el blog Con el alma prendida a los libros (ya cerrado). Como no quiero perder las entradas ni las sensaciones que me dejaron las novelas reseñadas allí, la recupero en esta web sin moverle ni una coma.

 

 

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