Impresiones de lectura
Un libro es un libro es un libro es
Hace unos meses, concretamente el 2 de mayo, iniciaba una sección de poesía (impresiones de lectura) en esta web (Escaparate literario) y lo hacía con Biografía impura de Juan Cobos Wilkins. Hoy vuelvo a traer hasta aquí al mismo autor con su último poemario: Matar poetas.
Con este nuevo libro Juan Cobos Wilkins ha conseguido que el más difícil todavía parezca fácil, algo que solo sucede cuando lo creado es fruto de mucho trabajo. Sin duda, aquí hay un arduo trabajo, muchos años de escritura, de lectura, de atesorar vivencias y herencias (personales y literarias…). Juan Cobos Wilkins ha conseguido hacer lo nunca visto: el doble salto mortal con triple giro. Algo que me ha llegado a lo más hondo tanto estética como éticamente. Algo parecido a lo que viví cuando descubrí Eso, el magnífico libro de la danesa Inger Christensen, por nombrar solo uno de esos momentos de plenitud que procura la poesía.
Intento explicarte desde este léxico mío (salto mortal, triple giro…) qué lleva a un poeta a escribir así, ofreciendo el positivo y el negativo de una foto, siempre la misma y sin embargo distinta, de sí mismo, de su escritura, de su vida… Algo que solo el poeta conoce, pues solo él sabe de los claroscuros que ofrece una existencia salpicada de escritura, o de pintura, o de música… Una existencia ligada al Arte.
Matar poetas es matar poetas… Matad, poetas.
Matar poetas es una invitación, «una orden», una llamada a resistir cuando son tantos los árboles que resulta difícil ver el bosque.
Matar poetas es morir en cada libro para renacer en el siguiente.
Matar poetas es beber de aguas como esas aguas que fluyen lentas hasta llegar a esas otras aguas que son el Mar.
Matar poetas es reconciliarse con esos otros «yo» que nos con-forman, con los que con-vivimos y a los que les hablamos en soledad: intenta explicarme, le dices, intento explicarte, me dice.
Porque ¿quién habla a quién?: ¿tu yo otro? ¿tu otro yo? ¿el lector, el autor al que leías ayer? ¿un ser ausente y sin embargo presente? ¡Son tantos los «rostros amados» que nos des-habitan y nos des-hacen! Matar poetas: vivir la poesía.
Cuando verso y prosa…
Me fascina la estructura elegida para este libro: Un poema inicial: «Atrio con grafiti para entrar en este libro titulado Matar poetas», que deja muy claras las intenciones del poeta y que entiendo perfectamente pues yo también llamé, literalmente, a un teléfono como ese:
ATRIO CON GRAFITI PARA ENTRAR EN ESTE LIBRO TITULADO MATAR POETAS
Matamos poetas.
De pronto, esta pintada.
Y debajo, los dígitos de un teléfono móvil de contacto.
En rojo sangre sobre cemento gris, las letras del grafiti
cubren la sucia tapia que cierra un callejón urbano sin salida.
Tomas nota del número
y cuidadosamente revisas para corroborar que no haya error.
Cuando desorientado en esa ciudad desconocida
la encontraste:
Matamos poetas
o con más exactitud
te asaltó, venías de rendir público homenaje a san Juan de la Cruz.
Marcas. Llamas.
Y tras ese poema inicial, 24 pares de poemas que responden al siguiente planteamiento: «Intenta explicarme / no intento explicarte», título del primer par que, junto al poema explicativo inicial, contiene el leitmotiv de fondo, y de forma, de todo el libro:
INTENTA EXPLICARME
Tan angustioso tu síndrome de abstinencia,
tan insufrible el mono,
que te hallaron
convulso, visionario,
delirando invisible
con una sangrante jeringuilla de belleza y metáforas
chutada directamente en la yugular.
Y levitabas.
NO INTENTO EXPLICARTE
Matad poetas.
Matad, poetas.
(¡Cuánto podría decirse aquí sobre el valor de una coma! ¡Qué gran reflexión sobre el lenguaje encierran estos dos versos que, con tanta maestría, exponen el funcionamiento del libro! Por no hablar de otras lecturas posibles, plausibles, de esas dos palabras.)
A este enunciado inicial (intenta explicarme / no intento explicarte) se van añadiendo, como «ráfagas», 23 pares más: «mi suicidio, esta nada, el eterno retorno de escribir, la vulnerabilidad, el daño, las ausencias, la piedad…», hasta llegar al final con el par que pregunta «por qué continuar». Un repaso a la escritura y a la vida, a la biografía y a la bibliografía. A ese final que, en realidad, es el principio que es el final que… y así hasta infinito parafraseando esa «rosa es una rosa es una rosa…» que Gertrude Stein escribiera en 1913 y de la que años más tarde Mecano hiciera una canción. Cobos Wilkins dice aquí, en negativo, lo mismo: «una rosa no es una rosa no es una rosa no es una rosa/ si no es una rosa/ versífora». Ninguna rosa puede ser una «rosa» si no ha devorado versos antes, pues, como muy bien decía William Shakespeare, a quien rememoran Stein, Mecano y Cobos Wilkins: «La rosa no dejaría de ser rosa, y de esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo» (Romeo y Julieta). Para ello, evidentemente, la rosa ha de serlo. Y aquí, en Matar poetas, la rosa es.
Y lo es desde el verso y desde la prosa: nuestro poeta ha elegido para sus poemas el verso en el lado «positivo» (intenta explicarme) y la prosa en el «negativo» (no intento explicarte), marcado por un léxico más técnico, preciso, más frío que el de los versos. Ambos lados se complementan, se completan, son como las dos caras de una misma moneda, o el verso y el recto de la página, o el principio y el final de una historia… Está claro que este libro, así lo ha señalado su autor, tiene la marca de Jano, el dios de las dos caras, el que puede ver el pasado y el futuro a un tiempo.
El final siempre es el principio
El último par de poemas, esos que dicen «Intenta explicarme por qué continuar / No intento explicarte por qué continuar», nos llevan al principio de todo, incluso al antes del nacimiento del poeta. Al «reflejo de ese escaparate», a ese «vientre convexo» de la madre, al «adolescente que aún no leyó a Ovidio», al joven que no entiende «aún que todo cuanto ame lo amará solo», al poeta que «ignora que en abril no debe cruzar solo las tardes de los parques», ese poeta al que le esperan libros escritos como si fuera un «funambulista con el vértigo entre la Pasión y la Armonía», el poeta que sabe que su «impura biografía aún no está concluida. No». Aunque «Matar poetas sea esta redentora autodestrucción». Palabras con las que Juan Cobos Wilkins da por «terminado» su libro. ¡Morir para re-nacer! Para vivir la poesía.
Desde la «bipolaridad»
Basta leer un par de páginas o tres para advertir que este libro se basa en la bipolaridad, cualidad de aquello que tiene dos polos, según reza en el diccionario de la RAE. El dos es el número dominante aquí y, sabiendo del valor que Juan Cobos Wilkins otorga a los números, es algo a tener en cuenta.
El dos permite al poeta, al artista, desplazarse entre el cielo y la tierra: atravesar la luz y la oscuridad, sentir los latidos: sístole y diástole, tomar aire aspirando y expulsarlo expirando, etc. (el dos es el número del cuerpo). Todo parece funcionar según este principio: la naturaleza nos ha hecho hombre y mujer, nacemos y morimos, la alegría encuentra el contrapunto en la tristeza, el bien en el mal, el día en la noche, etc. Aunque sepamos que no todo es blanco y negro, que entre un polo y otro tienen cabida otros cromatismos, otros estados, otros caminos, otras vidas y otras muertes… O como señala Juan Cobos Wilkins: «entre el blanco y el negro no es que exista un matiz, es que existe Matisse, que era el mago del color».
El dos es el símbolo de lo otro, es el número de la alternativa: «ser o no ser» (Intenta explicarme / no intento explicarte). Es el puente necesario entre lo uno (unidad, individualidad) y lo múltiple. Tal vez por eso, a los lectores de Cobos Wilkins nos resulte sencillo encontrar un lugar en sus palabras, vernos reflejados en sus espejos e interpelarnos con esa voz que, desde la primera o la segunda persona, nos muestra el ser múltiple que somos.
Por qué leer Matar poetas
Cuando Matar poetas llegó a mis manos sentí, desde esa primera lectura rápida que siempre hago para saber cómo plantea el libro el autor, sentí que quería vivir en él, que pasaría mucho tiempo en este libro, que me encontraría en sus espejos y en ese palimpsesto que también advierto en sus páginas (todos esos autores rebeldes, esas pinturas y músicas y dedicatorias y…). Más tarde, cuando lo leo con detenimiento me fascina esa libertad que da el autor al lector y esa facilidad de movimiento. Hoy, después de muchas lecturas a las que seguirán muchas otras, solo tengo un pesar: saber que no podré nunca escribir Matar poetas porque Juan Cobos Wilkins se ha anticipado. Solo me resta matar un día de estos al poeta para re-nacer en su escritura. Y no intentaré explicarte por qué. Solo diré «gracias». Silencio.
*
Lector-lectora, si amas la poesía, no dejes de entrar en las palabras de este libro. Cada página, como dije en algún lugar, es una fiesta. Como lo es entrar en otros poemarios de este autor: El mundo se derrumba y tú escribes poesía o Biografía impura, por citar solo los dos anteriores con los que Matar poetas guarda una estrecha relación.
Quienes hayáis leído Biografía impura encontraréis también un cierto parecido entre las portadas de ambos libros. En Biografía impura la silueta de un funambulista, que representaría al poeta, hace equilibrio sobre un alambre de color rojo. En Matar poetas, es una cuchilla de afeitar la que parece hacer equilibrio mientras se desliza por el hilo de sangre que provoca un corte sobre la piel. Una ilustración que ejecuta Manuel Ortiz a partir de una idea de Juan Cobos Wilkins. Y esto, también es poesía.
Intento explicarte que no debes perderte la belleza que encierra este libro, ni su depurado lenguaje… No olvides que «una rosa es una rosa es una rosa…».
Seamos subversíboros como el poeta y degustemos las rosas de este jardín.
Autor
Juan Cobos Wilkins ha sido director de la Fundación Juan Ramón Jiménez y de la revista Con dados de niebla.
Sus libros de poemas, Llama de clausura, Biografía impura, Para qué la poesía, han sido galardonados con los premios Gil de Biedma, de la Crítica de Andalucía y Torrevieja.
Es autor de las novelas El corazón de la Tierra (llevada al cine por Cuadri), Mientras tuvimos alas (Premio El Público), El mar invisible (Finalista del Ciudad de Torrevieja) y Pan y cielo; de los relatos recopilados en Siete parejas y un solitario (Premio NH) y La soledad del azar; de la biografía Álbum de Federico García Lorca y del volumen de piezas teatrales Mysterium.
Parte de su obra poética se encuentra en las antologías La imaginación pervertida y A un dios desconocido.
Datos del libro
Título | Matar poetas |
Autor | Juan Cobos Wilkins |
Editorial | Fundación José Manuel Lara |
Primera edición | 17 septiembre 2019 |
Poeta que busca expresar con palabras aquello que sucede entre un ahora y un tal vez nunca.
Apuntadísimo me lo llevo, que me dejas con muchas ganas!
Besotes!!!
Ya me comentarás algo después de leer el libro. Es un grandisimo libro. Saludos