Reseña: No hay cuervos (John Hart)

por Montse Martín
Publicada el 21 Jun, 2018
No hay cuervos

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Opinión personal

 

Aunque sea asocial y no comente la mayor parte de las veces, acostumbro a leer las entradas de los blogs que sigo. De este libro leí un par de ellas y ambas decían que era muy bueno (una de ellas es de una persona a la que siempre le gusta la misma obra un poquito menos que a mí, así que si para ella era notable, para mi tenía que ser sobresaliente).

Generalmente procuro que vuestros post no me suban las expectativas, aunque sí me las bajan, y en este caso, aunque estaban altas, el libro las ha superado con creces.

Y eso que contaba con un inconveniente de muchísimo peso: detesto las historias donde hay niños como protagonistas; es algo que me supera y contra lo que no puedo luchar.

Pero en este caso, como se van alternando las escenas entre él y Hunt, el hándicap ha quedado completamente diluido, sobre todo porque la historia es tan buena y el autor maneja de una manera tan sutil y tan magistral los giros narrativos, que llegan en el momento en el que menos te lo esperas, que aunque el protagonista hubiese sido la hormiga atómica me habría quedado igual de impactada.

Posiblemente esta sea la última lectura que disfrute realmente este año, así que cierro este 2014 con un broche de oro.

Un consejo: no leáis sinopsis, porque la mayoría de las veces no tienen nada que ver con el argumento, te destripan medio libro o, directamente, te estafan.

Ambientada en el condado de Raven, en Carolina del Norte, la novela se estructura en un prólogo, 62 capítulos y un epílogo.

Escrita en tercera persona por un narrador cuasi omnisciente, siguiendo un hilo cronológico lineal, con un estilo dinámico y fluido, la trama, muy sólida, está magníficamente construida, con un ritmo ágil, muy bien llevado por el cambio constante del punto de vista del narrador y de los escenarios.

Los personajes muy bien caracterizados, con su héroe y su villano, un niño al que nos gustaría traernos a casa para protegerlo y una protagonista femenina a la que la tragedia ha convertido en una sombra de lo que fue.

Hace un año que Johnny perdió a su melliza y sigue obsesionado con encontrarla, porque él piensa que está viva. Que un niño de trece años se dedique a investigar pederastas es algo que podría chirriar, pero el autor desarrolla la historia de un modo tan brillante, que hace que nos parezca lo más natural del mundo.

Hunt, el policía que se encargó del caso en su momento, está igual de obsesionado que él y la desaparición de Alyssa consiguió acabar con su vida familiar: su mujer le abandonó y su hijo adolescente le ha perdido completamente el respeto. Hasta aquí parece lo de siempre: poli atormentado, luchando contra sus demonios interiores; pero no, porque este libro, si algo tiene, es que en él nada es lo que parece.

Katherine, la madre de los mellizos, es una marioneta, que ahoga sus penas en alcohol y pastillas.

Y el villano, Ken, el ricachón del pueblo, más malo que un dolor de muelas, al que, como también quiere Johnny, le deseas una muerte lenta y dolorosa desde su primera aparición.

Los ambientes bien logrados, con unas descripciones de la América más profunda bestiales, que me han hecho pensar en algunos momentos que estaba en el siglo XIX. Y con un retrato magnífico de la esperanza llevada al grado máximo, igual que el de la desesperación.

Para quién tenga miedo de adentrarse en esta lectura porque hay menores implicados, no hay ni una sola escena sórdida; la crudeza se intuye, pero es tratada exquisitamente.

El desenlace brutal, no puedo calificarlo de otra manera. El autor dosifica la intriga y el suspense para mantenernos enganchados al libro, pero con esos giros inesperados que he mencionado nos rompe todos los esquemas, y donde pensábamos que era blanco, de pronto nos enteramos que es negro.

Y como con la nota y todo lo que he escrito creo que queda suficientemente claro que me ha encantado y que lo recomiendo con los ojos cerrados, os dejo una frase que dice mucho Elías y que sería un buen resumen del libro:

En la vida, todo pasa por algo, todo pasa para bien.

 

 

Autor

 

John Hart es un escritor norteamericano nacido en 1965. Sus novelas se desarrollan en Carolina del Norte, lugar donde nació y sigue viviendo.

Su obra ha sido comparada con las de Scott Turow y John Grisham.

Hart ha ganado dos veces el  Edgar Allan Poe Awards for Best Novel, una en 2008 por Down River, y la segunda en 2010 por No hay cuervos. Es el único autor en la historia que ha ganado este premio por dos novelas consecutivas.

Ganó también el Barry Award (2010) por la novela que nos ocupa, el SIBA Book Award (2012) por Iron House, y el Ian Fleming Steel Dagger (2009) por No hay cuervos.

 

 

Datos del libro

 

 
Título No hay cuervos
Autor John Hart
Editorial Pàmies
Primera edición 3 noviembre 2014

 

 

 

 

 

Esta reseña se publicó originalmente el 21 de diciembre de 2014 en el blog Con el alma prendida a los libros (ya cerrado). Como no quiero perder las entradas ni las sensaciones que me dejaron las novelas reseñadas allí, la recupero en esta web sin moverle ni una coma.

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