Impresiones de lectura
Hay libros que devienen familia
Hay libros que coinciden en el tiempo y en el espacio: un mes de septiembre, por ejemplo, y un lugar: la única puerta a la izquierda (LUPI), editorial que ha tenido a bien reunir en la misma colección (incÖmpleta) al libro del que hoy vengo a hablarte: La revolución dormida, de Julia Lasagabaster, y Cómo salir del palimpsesto, de quien esto escribe. Hay libros, por tanto, que devienen familia.
Hasta hace muy poco desconocía quién era Julia Lasagabaster. Desde hace unas semanas no solo sé quién es, sino que he tenido el placer de conocerla personalmente gracias a Edita Nómada Bilbao.
Palabras de/para Julia
Aunque había leído su libro antes del día 21 de septiembre, día de nuestro encuentro, puedo decir que la verdadera lectura ha tenido lugar después de conocer a esta mujer risueña, amante de la literatura, la pintura, el cine, la música… Alguien que parece beberse el ARTE para, desde él, dar sentido a la existencia. Una poeta que dice recordar de memoria poemas de Rosalía de Castro, de Federico García Lorca, Antonio Machado o Gustavo Adolfo Bécquer, entre otros poetas que le han marcado y a los que ha leído y releído. Dice, además, sentir fascinación por la literatura japonesa, en particular por el haiku, otro nexo que nos reúne. Y aunque frecuenta el verso libre, trabajado cada vez más de forma sencilla y directa, en su escritura utiliza también la rima si es preciso.
Es una poeta que escribe por necesidad. Que entiende la poesía como historia: historia de los adentros, de lo sentido, de lo íntimo, de los sueños. Para ella, la escritura es terapéutica, una forma de conocimiento intuitivo, un acercamiento a la belleza. Me cuenta que escribe todos los días, aunque no siempre sea poesía lo que escribe. Me dice también que escribe desde que era adolescente, que a la poesía probablemente llegó desde la música, y que hasta 2013 no hace público su trabajo.
La revolución dormida es su primer libro publicado. Debe su título a una exposición realizada con motivo del centenario de la revolución rusa (1017-2017) en la que colaboró con una serie de grabados. También al hecho de que, en 2018 participó en el «Proyecto Rojo» a propuesta de los artistas Joachim Geffers y Manuel Bocanegra. En ese momento escribió poemas en torno a «Rojo», un color que le permite armonizar los contrarios, los complementarios como dice ella, y que será, además, una de las partes, la parte central, de la última sección del poemario.
Poco a poco, nuestra autora advirtió que el libro, surgido del rojo, podía dar cabida a todas las pulsiones que la habían acompañado los últimos años: la revolución rusa, el color tojo, su propia revolución personal: ese «tiempo de abandono en el sueño», de su propio ser «dormido» tanto tiempo… Todas las piezas parecían encajar de golpe y cristalizaron en el libro que hoy te recomiendo: La revolución dormida. Una revolución que, en lo personal, ya ha sido, ya se ha producido. De ella dan fe las imágenes y las palabras a través de todos y cada uno de los ingredientes del libro, incluida esa escritura a la vieja usanza que se sirve de la mayúscula inicial en cada verso y esa ausencia de puntuación a excepción del signo de interrogación, única huella de la sintaxis al uso.
El libro se resuelve en cuatro partes («Flechas, rosas, espina», «Dejar al silencio«, «La trenza» y «La revolución dormida») más Preludio, un Prólogo de Carlos Roldán Larreta, la dedicatoria inicial (altamente significativa), los cuadros, realizados por la propia autora, y las citas que dan entrada a cada parte y que constituyen el armazón que lo sostiene:
Emily Dickinson: El agua se aprende por la sed, la tierra, por los océanos atravesados.
Yukio Mishima: Aquella infidelidad física, a los ojos de los seres sensibles, brillaba como una perla en el fondo de un cáliz de cristal.
Wislawa Szymborska: Qué más se puede hacer. Dormir y esperar.
Henry Miller: …como lor tiernos retoños que sofocamos porque carecíamos de fe para creer en nuestra capacidad, en nuestro criterio de verdad y belleza.
Rosa Luxemburgo: Yo fui, yo soy y yo seré.
Cinco citas que dan cuenta de la historia (es complicado contar una historia en forma de poesía, aunque yo entienda la poesía como historia…) de una revolución que necesita multiplicarse al final para completar todo el ciclo: la última parte del libro se expande en tres apartados: «Re-sentimiento», «Rojo», «Revelaciones»…, una suerte de duelo, la trayectoria del viaje personal de la autora para reencontrarse y encontrar de nuevo esa imaginación dormida, esa pasión silenciada, esa energía vital que solo el arte puede conceder y que aquí se resuelve (en la escritura y en la plástica) por la corporeidad y consistencia de esa «Trenza-Preludio» y de esa otra «Trenza-título de la tercera parte» desde donde se implora la salvación para que no muera el amor y para poder comprobar que sí, que alguien ha escrito un prólogo, puesto que el «futuro libro» ha nacido y, «tan íntimo y mío», tan íntimo y tuyo, pesa ya menos en manos de otros. Y al final, tres partes: un pasado disuelto en el (re)sentimiento, un rojo que aglutina todo: la vida y la muerte, el amor y el dolor, la pasión y el peligro… la dualidad que somos…, hasta (re-)nacer a un nuevo día (rojo) gracias a la Creación, gracias a la escritura y a la pintura.
Esta «revolución dormida» es la historia de una revolución anunciada ya en el Prólogo, donde Carlos Roldán nos lleva a ese otro tiempo en el que nuestra poeta era todo «sueños», aprendiz gozosa de belleza: Nos unía una fascinación por la belleza –eso nos llevó a seguir estudios de Historia y Teoría del Arte- y una aproximación existencial al Romanticismo; el sentido trágico de la vida, una rebelde búsqueda de la libertad, la exaltación de la naturaleza, de la belleza, de la figura del artista… Con estas palabras, Carlos nos traslada a los años de Universidad, tiempos de cine (Remando al viento), de música… Tiempos anteriores a esos otros tiempos en los que Julia, por decisión de vida, reprimió su creatividad.
Lo que sucede entre ese tiempo pasado y el momento en el que algo trágico lleva a Julia a hacer su propia revolución (una revolución latente, dormida) es lo que narra este libro que hoy te recomiendo. Una revolución personal que, en paralelo, remite a otras revoluciones…
*
Lector-lectora, hoy, como tantas veces antes, te invito a entrar en este libro de Julia Lasagabaster, un nombre a tener en cuenta a partir de ahora. Una poesía sencilla, directa que te hablará de tú a tú y en la que podrás fácilmente reconocerte. ¿Quién no ha sentido la necesidad de re-construirse? Desde su propia piel, Julia es capaz de ponerse en la piel de quienes, en algún momento, han visto frustradas sus ilusiones y han soñado con salir de su letargo para alcanzar aquello a lo que aspiran.
Algo que Julia ha hecho realidad desde el arte, desde la escritura: Cada paseo, cada desengaño, cada entusiasmo, cada chispa de sabiduría intuitiva, por el solo hecho de ver volar una hoja de otoño tan pequeña, tan frágil y tan unida al todo, puede ser contado e incluso hacer que la otra mirada, la otra intuición del lector completen el enigma bajo la luz de cada propia experiencia de vida. Quiero sentir esa conexión rememorando la contención y el temor que durante largo tiempo formaron parte de mí. La pasión, apagada como la revolución, dormía en lo más recóndito de mis venas y quería despertar. Sentí su invasión profundamente pena por pena, amor por amor, a lo largo de meses, de años, hasta la rotura del dique, que fue catástrofe, pero sobre todo, liberación. Quiero que brote, al fin, a la superficie, el río subterráneo de la poesía.
Hoy, por primera vez, serán los versos de la autora los que cierren estas impresiones que, realmente, no son sino la crónica precipitada, la historia necesaria de una revolución «muy despierta».
Hoy el verso toma la página
Desgarro
Strinberg me inspira
Pero yo seré más cruda
No es mi corazón un libro humilde
Que en la vitrina de una librería
De un gancho se balancea
Mi corazón es ese trozo de carne sangrante
Que allí podéis ver
Colgado
En la carnicería de la esquina
El pez
Dibujé un pez en el agua
Y de pronto cobró vida
Como todo lo que imagino
Un libro que me salve
Voy a leer un libro que me salve
De este noviembre triste
De mis escondidas envidias
Mis perezas
Y también de la soberbia
Y demás pecados
Voy a leer un libro que me salve
De la indiferencia de todo
Y del mundo en general
Como decía Kolakovsky
Un libro que me salve
De recordar lo que no debo
Y enterrar para siempre entre sus páginas
Lo que hace tiempo debí olvidar
Voy a leer un libro que me salve
De deseos impuros
(No digo los del cuerpo)
De sufrimientos inoportunos
De dolores que no son míos
Voy a leer un libro
Que me salve de mí y de los demás
No será de autoayuda
Que nadie lo tema
Los odio
Será quizá una novela o un cuaderno de poemas
De alguien tan angustiado como yo
Un viejo libro
Un libro nuevo
Un libro que me salve
Como un milagro
La Rosa Roja «El águila de la revolución»
A Rosa Luxemburgo
Asesinada el 15 de enero de 1919 en Berlín
Encontraron los restos
De tu cuerpo y tu vestido
Pero a día de hoy nadie sabe si eras tú
Aquel cadáver destrozado
No importa
No estabas allí
El águila voló a los picos más altos
Sobrevoló la belleza de las grandes montañas
Observando desde lo alto la mezquindad de los hombres
Con su sabiduría y clarividencia
Y a pesar de todo
No era una mirada de desdén
Sino de comprensión
Han pasado cien años y quizá aún sea demasiado pronto
Otras rosas serán pisoteadas
Han de quebrarse aún muchas vidas e ilusiones
Hasta llegar a alcanzar
La hermandad humana
Jane Eyre
Hay algo que altera mi corazón
Acaricia mis sentidos y enciende mi alma
Y hay algo
Que me para el corazón
Aprisiona mis sentidos y nubla mi alma
Tú y yo
Al borde del abismo
Luz y oscuridad
Qué haré
Cuando ni el más noble propósito puede
El fuerte árbol en que habita mi espíritu
Ni tampoco la negra noche
Ambos son ajenos
A mi ser salvaje y libre
Y ese ser
Mi sentir
Encuentra en sí mismo la fuerza y la esperanza
Me redime del cielo y del infierno
Me dice suavemente desde dentro
Que es a ti a quien ama
Datos del libro
Título | La revolución dormida |
Autor | Julia Lasagabaster |
Editorial | La última puerta a la izquierda |
Primera edición | Septiembre 2019 |
Poeta que busca expresar con palabras aquello que sucede entre un ahora y un tal vez nunca.
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