Esta editorial es de las poquitas que nunca me falla. Por eso, cuando vi en sus novedades este título, supe inmediatamente que tenía que ser mío.
Lo que no entiendo muy bien es por qué han catalogado a esta novela de «suspense romántico» y no lo han metido en la colección «La Huella», donde creo que quedaría mejor. Porque esta novela, aunque en ella haya un romance, es un thriller con todas las letras y en mayúsculas.
A pesar de haber leído cientos y cientos de libros, y que últimamente me hecho adicta a las «novelas de muertitos» como las llama Elías, nunca había pasado por mis manos ninguna protagonizada por una artista forense: psicólogos forenses, perfiladores, forenses…, toda una serie de variantes de la profesión, pero nunca una persona que se dedica a hacer retratos para ayudar a la identificación tanto de sospechosos como de víctimas.
Lo más parecido que había visto era a Ángela Montenegro en la serie Bones, aunque ella emplee mucho más la tecnología, pero hasta ahí llegaban mis conocimientos sobre el tema. Ahora tengo más claro lo que es y aunque me ha llamado la atención lo importante de este oficio como colaborador de la policía/FBI y similares, donde esté un profiler como Derek Morgan en Mentes Criminales que se quiten todos.
Al grano, que una persiana a mi lado se enrolla poco.
Ambientada en Texas, más concretamente en Austin y en el condado de Graingerville, la obra está estructurada en un prólogo y 24 capítulos.
Escrita en tercera persona utilizando un narrador omnisciente, siguiendo un hilo cronológico lineal, con un estilo sencillo y directo, la trama está bien hilada, con un ritmo ágil que se convierte en trepidante en los últimos capítulos, y con una intriga que la autora consigue mantener sin ningún altibajo durante toda la novela y sin que decaiga la tensión en ningún momento.
Los personajes están muy bien caracterizados, con una protagonista femenina, Fiona Glass, que, como ya he adelantado, es una artista forense, cuya ilusión es ser pintora y dedicarse a la pintura en exclusividad, pero que es incapaz de decir no cuando la requieren para algún caso algún cuerpo de policía.
El protagonista masculino, Jack Bowman (¡cómo odio ese nombre por culpa del maldito anuncio!), es el jefe de policía del condado de Graingerville.
Como suele suceder en una novela de «suspense romántico» (os juro por mi vida que me sale un sarpullido cada vez que lo escribo), los dos son guapísimos, altísimos y buenísimas personas. Pero me han caído bien y he conseguido empatizar con ambos.
Presentía que esta novela era la primera de una serie por la exhaustiva presentación de todos los personajes, por lo que me he ido a la página web de la autora y he descubierto que se llama The Glass Sisters Series y que el siguiente título ya está escrito (otra cosa será cuando lo traduzcan aquí) y se titula Whisper of Warning. También he comprobado que tiene muchos libros publicados en inglés, la mayoría series, así que voy a empezar a buscarlos en castellano, porque son ideales para pasar el rato.
Los secundarios también muy bien perfilados, algo normal si los personajes se van a ir repitiendo a lo largo de la serie, sobre todo Courtney, la hermana, el contrapunto ideal.
La ambientación bien conseguida, logrando la autora que nos acerquemos al mundo de Fiona y que entendamos sus razones para hacer lo que hace y su incapacidad para negarse a colaborar con la policía y sacrificar su gran sueño: ser pintora.
El desenlace es inesperado y me ha sorprendido para bien, porque las pistas han ido encajando poquito a poquito sin necesidad de ninguna aparición divina como suele pasar en algunos casos.
Únicamente he visto una cosa que no me ha terminado de cuadrar y que, incluso, me ha chirriado. La novela empieza con el secuestro de una niña y en ese caso es donde conocemos a Fiona. A partir de ahí, la obra desarrolla durante el resto de sus páginas la trama principal: un individuo que secuestra a jóvenes hispanas, con un perfil similar, las viola y las mata. Al final nos enteramos del desenlace de ese primer caso, pero ambas historias no tienen nada en común, el único nexo entre ellas es nuestra protagonista. En mi opinión, el secuestro de Shelby, que así se llama la primera niña secuestrada, sobra.
Y ahora una recomendación, porque si no la hiciese no sería yo. Si os gusta el «suspense romántico» (al final termino ingresada con algo grave, os lo garantizo), no dejéis de leer a Karen Rose. Ella sí os dejará ojipláticos y boquiabiertos.
Por eso, posiblemente, la nota de este libro sea inferior a la que se merece y a la que le daría alguien que no haya leído a la Rose. Eso y la subtrama esa que no terminado de entender que pintaba ahí le han restado puntuación.
Por lo demás, ni más, que dice el Maestro, es una novela que he disfrutado mucho, que no pude soltar desde que me puse a leerla porque me quedé enredada en sus páginas y en la historia y no pude despegarme hasta que la terminé (ni os imagináis el sueño que tengo de haber dormido tan poco para poder acabarla). Recomendable cien por cien. 4⭐️
Autor
Laura Griffin comenzó su carrera como periodista antes de aventurarse en el mundo del suspense romántico con su primera novela, One Last Breath, y su secuela, One Wrong Step.
El rastro del miedo es su tercer título, y con él ha cosechado numerosos éxitos y premios.
Sus artículos han aparecido en múltiples periódicos y revistas, y sus historias han ganado la aprobación de lectores de todo el mundo.
Actualmente vive en Austin, donde sigue escribiendo libros de suspense cargados de romance.
Datos del libro
Título | El rastro del miedo |
Autor | Laura Griffin |
Editorial | Pàmies |
Primera edición | 13 abril 2015 |
Esta reseña se publicó originalmente el 13 de abril de 2015 en el blog Con el alma prendida a los libros (ya cerrado). Como no quiero perder las entradas ni las sensaciones que me dejaron las novelas reseñadas allí, la recupero en esta web sin moverle ni una coma.
Puedes encontrar a Montse Martín en Lector Cero. Si quieres un informe literario o una corrección de tu novela, puedes contactar con ella aquí.
Letraherida.
Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros.
Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena.