Reseña: El gran respeto de la verdad (Blanca Uriarte)

por Ángela Serna
Publicada el 31 Mar, 2020
El gran respeto de la verdad

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Impresiones de lectura

 

Si digo Gloria…

 

Si digo Gloria Fuertes, Ángel González, Joan Margarit, Eloy Sánchez Rosillo, Szymborska… Si digo, sobre todo, Gabriel Celaya y la poesía es un arma cargada de futuro…, me estoy refiriendo la poeta Blanca Uriarte, una mujer que dice que le encantan los autores que imprimen la realidad y la desmenuzan con crítica punzante, humorística, filosófica…; que dice que su poesía viene del día a día, que su estilo siempre ha sido el mismo, y que escribe con un matiz bastante crítico. También dice que su escritura es directa y punzante (a ser posible).

 

¿Está la respuesta en el viento?

 

¿Cuántos mares debe surcar una paloma?

¿Cuántas muertes serán necesarias hasta

comprender que ya ha muerto demasiada gente?

¿Cuántos años puede una persona existir

antes de que se le permita ser libre?

¿Cuántas veces puede un hombre volver

la cabeza, fingiendo que no ve?

 

 

Estas palabras de Bob Dylan tienen mucho que ver con el libro del que hoy quiero hablaros. Dylan nos dice que la respuesta a sus preguntas está en el viento, Blanca Uriarte pide, desde las páginas de su libro, respeto a la verdad. El gran respeto de la verdad, así se llama el libro, llega con un título que de entrada intimida: predispone, pone en guardia, alerta. «Respeto» y «verdad». Palabras mayores que apuntan directamente a un término que la autora apenas nombra, pero que sobrevuela todo el libro: HONESTIDAD. He de reconocer que cuando leí el título por primera vez, me pareció una suerte de slogan, de divisa. Una divisa, dicho sea de paso, enarbolada ya en libros anteriores. «Respeto y verdad». Dos palabras para ser grabadas a fuego o tatuadas en la piel a fin de no olvidar lo que significan.

 

Blanca pone el foco sobre ellas por ser palabras generalmente ultrajadas en manos y bocas de quienes, en aras de unos supuestos principios, mancillan y violan los derechos humanos. La clase política, religiosa, financiera, la humanidad entera se ve cuestionada en esta caja de Pandora que es el libro.   

 

Con El gran respeto de la verdad, Blanca quiere dejar muy claro que su poesía, que nace de su propia vida, de su particular manera de mirar el mundo, ha de ser leída también en clave política, social, etc… Las referencias a los libros citados así lo ponen de manifiesto: no es casual, aunque la autora no sea plenamente consciente de ello, que entre los versos del libro asomen El Príncipe, de Maquiavelo, El cementerio judío, de Umberto Eco, Inés y la Alegría, de Almudena Grandes, Las cartas al padre, de Kafka o  Siddharta, de Herman Hesse, así como ese libro que no nombra cuando dice: para pecar solo hizo falta un libro.

 

El gran respeto de la verdad es un libro poliédrico: tiene tantas caras como temas abordados en sus páginas. Es un reflejo del mundo, una réplica concentrada de lo que nos rodea: con sus lados amables y, sobre todo, sus lados más ásperos.

 

El gran respeto de la verdad parece estar escrito para «evadirse», en el sentido de «huir de», de estar fuera de un mundo como el que dibuja en sus páginas: feo, cargado de mentiras…:

 

Este mi mundo

-instigado con mano

de intrigas, poder y dinero-

no es apto 

para todos los públicos.

No hay rombos

ni cubre pantallas

que puedan eximir

la inocencia de un niño… 

 

 

Un mundo que un sujeto poético femenino va desmenuzando no sin cierta «inocencia», en el sentido etimológico del término (que no hace daño, o, al menos, que no busca hacer daño), inocencia provocada tal vez por la sencillez y cercanía del lenguaje, que roza en ocasiones lo coloquial, lo conversacional. O por un  cierto »desconcierto». En El gran respeto de la verdad todo está disperso y todo está estrechamente relacionado… La autora tiende hilos que dejan ver la insistencia (desde la rabia, el enfado o la ternura), con la que aborda algunos temas… Y sin saber muy bien por qué, esto me lleva a pensar en las constelaciones (23 en total) que Joan Miró realizó para alejarse, salir de, evadirse de la horrible realidad de una guerra (la segunda guerra mundial) en aquellos años convulsos que vivió. 

 

 

El gran respeto de la verdad

 

 

Así, Blanca va dibujando con las palabras un universo donde las estrellas, el sol, la luna y los planetas de Miró son «el pan nuestro de cada día», es decir, las lacras de una sociedad demasiado dañada, que ella quiere mostrar, así lo dice, desde una mirada crítica (también autocrítica).

 

Todo está aquí: Política, sociedad, religión, dinero… La vida en 149 poemas… En esta tela de araña podemos advertir algún atisbo, algún intento de ordenación de la realidad (aunque esta tarea, en realidad, la hacen los receptores del libro). Así, al hilo de la lectura vemos que hay algunos temas predominantes: La Mujer, por ejemplo, desde la denuncia y desde la búsqueda de libertad. Dice Blanca:

 

Dolemos

la amenaza constante

de penes depredadores al acecho,

de maltratadores que se creen dueños…

También dice:

 

La –sin princesa-

Tiene el alma amoratada

 

O

 

Siguen las princesas

 persiguiendo sapos…

Y, cómo no, la mujer que se quiere libre, cuando dice:

Soy viajera del mundo, de las estrellas… //soy la viajera sin amo.

 

También el tema de la guerra, con todo lo que supone: violencia, pobreza, desolación, fronteras…etc., de ahí que afirme: No podemos olvidar/una sola de las guerras…

 

 

El tiempo y el amor son otros temas muy presentes: el tiempo que pasa y el que hay que vivir (ese carpe diem entonado de vez en cuando), y el amor (incluso cuando ya…!). También la naturaleza, la amistad, la corrupción, la intolerancia, el viaje, la soledad, los rumores, la mentira, el capitalismo, las multinacionales, etc. Y, cómo no, el hecho mismo de escribir, la palabra, la poesía… Todo está en este libro. Con todo, el libro resulta de entrada caótico (esa es la imagen que Blanca quiere dar). Hace unos días, en una entrevista realizada por el periodista Carlos González (Diario de Noticias de Álava), Blanca explicaba el porqué de este caos: «Tampoco hay un orden en el libro. Se puede abrir por cualquier parte. Me gusta que abras el libro y que cada poema te traslade a un momento y un estadio diferente. Es el don de la poesía. Lo otro es aburrido, previsible». ¡Lo otro! Creo saber, por las conversaciones que hemos mantenido, a qué se refiere con «lo otro». Para mí la poesía es fondo y forma o, como dice la poeta Rosa Lentini: «significado y cadencia», por eso, aunque no comparto estas palabras de Blanca, las respeto y las entiendo en su caso, porque, en este libro al menos, el caos podría ser (así lo intuyo) la brecha, la herida, la rasgadura, la hendidura, el abismo entre cielo y tierra. El lugar que precede al inframundo,  es decir a los instintos, los males, los vicios. Y también al amor. Tres entidades (Caos, Tártaro y Eros) que con-formarían este mundo de Blanca en el que todo empieza con Edipo: con el sentimiento de culpa y la ignorancia como coartada para evitar responsabilidades:

 

Como Edipo,

por culpables

-a pesar de la ignorancia-,

abandonaríamos Tebas

sin ojos.

Pero no,

aquí nadie sabía,

aquí nadie es responsable.

 

 

Estos primeros versos muestran cuáles serán los derroteros por los que nos llevará el libro, en un mundo «de intrigas, poder y dinero» que no es «apto para todos los públicos». Ya desde las primeras páginas se sientan ciertas bases: el poder de los medios, por ejemplo, sobre todo la televisión (y por extensión internet), pues todo parece indicar que solo existe aquello que muestran. Lo que no se ve no existe, de ahí esa llamada temprana a la empatía, en la página 13:

 

Imagina que eres tú

el niño que caza ojos y moscas

sobre la arena.

Imagina que eres tú 

el preso de tus ideas,

el padre

que entierra a sus hijos

entre el hambre,

el lisiado de guerra

sin causa ni bandera.

Imagina…

 

Este es un libro que se abre con la culpa y se cierra con la conciencia: Me persigue mi conciencia… dice Blanca en el último poema. Un final  que nos devuelve al principio, a ese mundo »no apto para adultos» del que Blanca dice: en la proximidad y gratuidad del delito, se va suicidando la escasa conciencia del adulto. 

 

Les invito a leer a Blanca, una poeta que, a través de un lenguaje sencillo, se dirige al lector en primera persona como si quisiera compartir con él, conversar con él, advertirle… Les invito a leer a esta mujer que se define defensora de los derechos humanos, muy especialmente de los derechos de la mujer, aunque a veces sienta que no es suficiente con escribir sobre ello y se avergüence por no ser capaz de hacer más de lo que hace. Una mujer que escribe porque no puede no hacerlo, porque necesita hacerlo, o, quién sabe, tal vez porque un poema hace suya la piel del mundo. O, porque, como dice en la página 68, no imagino un vivir sin escribir… (sin reflexión ni papel, sin poesía).

 

Creo que Blanca, al igual que otros muchos poetas, escribe «para conservar, -como dice Nuno Júdice-, lo que, día a día, vamos perdiendo: el ser en el tiempo, la identidad del yo en la disolución del sujeto devorado por el movimiento del mundo».

 

Sobre estas y otras cuestiones solo la poeta podrá pronunciarse. Yo espero, aunque me llamen soñadora como dice el Jon Lennon de Imagine, espero que, algún día, el mundo sea de todos. 

 

 

Autor

 

Su trayectoria poética se caracteriza por la defensa de los derechos de la mujer y de los derechos humanos universales. Entre los autores de influencia en su obra poética destacan Gloria Fuertes y Miguel Hernández. 

En 2009 publicó dos poemas en la revista literaria alavesa La Botica y en 2010 su primera obra individual, De humo y nada formada por dos poemarios Mi malecón y De humo y nada, que terminó por dar título al libro que llegó a ser finalista en el certamen Niram Art de poesía. 

 

Con su siguiente obra publicada Deja que el silencio hable (2011) resultó finalista del premio de la Asociación de Editores de Poesía. 

 

En 2012 publicó En el saco roto de los días (Arte Activo) y al año siguiente el libro Sine homo (Rilke) y Dados de luna ganador del premio que la Asociación de Editores de Poesía de Madrid concede al mejor poemario de habla castellana editado en 2013. 

 

 

Datos del libro

 

 

 
Título El gran respeto de la verdad
Autor Blanca Uriarte
Editorial Ediciones Rilke
Primera edición 7 febrero 2019

 

 

 

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