Reseña: Relojes de cristal (Gareth Rubin)

por Montse Martín
Publicada el 30 Jun, 2024

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Opinión personal

 

 

Hoy vengo con una reseña no tan larga como suelo, pero tampoco tan corta como las que hago últimamente (el día que me digno, claro, que de ese tema ya hablaremos en otra ocasión). El  libro agraciado (y el que me ha sacado de esta absoluta apatía reseñil) es Relojes de cristal de Gareth Rubin, una novela que, en principio, no me llamaba demasiado la atención cuando apareció en las novedades, pero que cada vez fue picando más mi curiosidad y por eso decidí darle una oportunidad.

 

 

Relojes de cristal se puede empezar por el «teórico» principio (la historia que se desarrolla en 1881) o por el final (la ambientada en California), es decir, por la parte azul o por la parte roja. Yo comencé por la de Inglaterra, pero en algún momento lo leeré a la inversa (aunque desde aquí os adelanto que no sé cómo se pueden relacionar tan bien ambas tramas leyéndolo de esa manera). Ya os lo contaré cuando me anime.

 

 

He visto algunas opiniones diciendo que la historia del pasado es mejor que la más cercana. En mi caso ha sido justo al contrario: me ha parecido que la trama de 1939 tiene muchísima más chicha que la de finales del siglo XIX. Pero eso es cuestión de gustos.

 

 

Lo que no puedo garantizar es cómo será la experiencia en formato digital porque yo lo he leído en papel. Me bajé una muestra antes de comprarlo y la editorial lo avisa: «Nota de la edición digital: al tratarse de un libro en formato digital, no ha sido posible crear un libro capicúa, pero igualmente te animamos a que abras el índice de contenido y que empieces el libro por la parte que prefieras».

 

 

Empecemos por el argumento:

 

 

La primera historia tiene lugar en la isla de Ray (un enclave ficticio en Inglaterra) en 1881. El protagonista, Simeon Lee, es un joven médico que va a la isla para atender al pastor Howes, un primo hermano de su padre.

 

A su llegada, Simeon se encuentra con un ambiente sombrío y lleno de tensiones. Howes está convencido de que su cuñada Florence, acusada de envenenar a su esposo, está haciendo lo mismo con él.

 

Florence permanece aislada en una habitación de la mansión cuyas paredes son de cristal.

 

La trama se complica cuando Simeon, a medida que investiga, comienza a descubrir oscuros secretos familiares.

 

El aislamiento de la isla se convierte en un personaje en sí mismo, creando una atmósfera claustrofóbica que intensifica el suspense.

 

El segundo relato se desarrolla en un contexto completamente diferente, en California en 1939.

 

El célebre escritor Oliver Tooke aparentemente se ha suicidado, pero su amigo Ken Kourian no está convencido de esta versión.

 

Ken, un personaje decidido y astuto, se embarca en una investigación que lo lleva a descubrir oscuros secretos del pasado de Oliver, incluyendo el misterioso secuestro de su hermano cuando eran niños.

 

Kourian encuentra una serie de pistas en la última novela de Oliver, titulada también Relojes de cristal.

 

Este libro dentro del libro actúa como un metarrelato, lo que le permite a Ken desentrañar las conexiones con la historia de Simeon Lee en 1881, creando un juego metanarrativo que invita al lector a descifrar los enigmas junto a nuestro protagonista.

 

A medida que avanza en su investigación, Ken descubre que los eventos de la novela reflejan situaciones reales de la vida de Oliver, lo que lo lleva a cuestionar la naturaleza de la ficción y la realidad.

 

 

Vamos al lío, que me enrollo y no os cuento lo que me ha parecido:

 

 

¿Qué me ha gustado?

 

 

  • La estructura en dos partes (Londres y Los Ángeles), la primera se divide a su vez en 19 capítulos y la segunda en 21.

 

 

  • La novela se presenta en un formato tête-bêche, es decir, que contiene dos relatos que se pueden leer en el orden que deseemos.

 

 

  • Este diseño único no solo es atractivo, sino que está también vinculado a la temática dual del libro, ya que ambos relatos exploran secretos familiares, misterios del pasado y la búsqueda de la verdad.

 

 

  • Esta estructura, con sus dos relatos interconectados, refuerza la idea de que la verdad tiene múltiples facetas y que las historias pueden ser vistas desde diferentes ángulos. Es decir, no solo es un truco estético, sino que también invita al lector a participar activamente en la resolución del misterio al permitir una lectura no lineal que refleja la complejidad de las historias entrelazadas.

 

 

  • Los temas centrales de la novela incluyen la búsqueda de la verdad, la percepción de la realidad y la dualidad de la naturaleza humana. Pero esa verdad tiene múltiples caras y la realidad es, a menudo, más complicada de lo que parece. El aislamiento y la conexión también son temas recurrentes, y la exploración de las relaciones humanas, la lealtad y la traición añade profundidad a la narrativa, haciendo que el lector cuestione las motivaciones de cada personaje.

 

 

  • Utilización de un narrador equisciente en tercera persona, aunque se focaliza en los protagonistas de cada uno de los relatos: Simeon Lee y Ken Kourian.

 

 

  • Rubin sabe mantener muy bien el suspense y los giros narrativos están muy bien colocados. Aunque algunos me han resultado predecibles, otros me han dejado con la boca abierta.

 

 

  • El autor nos presenta personajes muy humanos, con sus luces y sombras. Me voy a detener solo en los protagonistas, pero los secundarios están también perfectamente perfilados:
    • Simeon Lee: protagonista de la historia de 1881, es un joven médico que necesita dinero para investigar la cura del cólera, por eso accede a cuidar del primo de su padre en la isla de Ray. Su carácter es compasivo y analítico, lo que lo convierte en un buen detective amateur. Simeon se enfrenta a sus propios demonios internos mientras trata de resolver el misterio de la familia de Howes, y su evolución personal es un hilo conductor a lo largo de la trama.
    • Florence: una figura misteriosa y central en el relato de 1881, Florence fue acusada de envenenar a su esposo. Vive encerrada en una habitación de cristal. Su carácter es complejo, ya que en algunos momentos la vemos como víctima y otras como culpable. Su figura se convierte en un enigma que Simeon debe desentrañar.
    • Ken Kourian: protagonista del relato de 1939, Ken es un personaje decidido a descubrir la verdad tras la muerte de su amigo Oliver. A través de su investigación, Ken revela no solo secretos de su amigo, sino también de sí mismo. Su viaje es tanto físico como emocional, enfrentándose a los fantasmas del pasado y del presente mientras explora la complejidad de la amistad y la lealtad.
    • Oliver Tooke: Aunque su muerte es el catalizador de la segunda historia, Oliver es un personaje omnipresente a través de sus escritos. Su novela Relojes de cristal se convierte en una guía para Ken y para el lector, revelando poco a poco las conexiones entre los dos relatos. Oliver es un personaje cuya vida y obra reflejan las tensiones entre la realidad y la ficción, y su influencia persiste a lo largo de la novela.

 

 

  • La ambientación es uno de los puntos fuertes de Relojes de cristal.
    • La isla de Ray actúa como un microcosmos donde los secretos familiares y las tensiones se desarrollan en un ambiente cerrado y opresivo. La mansión juega un papel crucial en el desarrollo de la trama.
    • Por otro lado, la California de 1939 ofrece un contraste vibrante y lleno de vida, pero no exento de sombras.
    • Esta diversidad de escenarios refleja la dualidad del formato del libro y las historias que contiene.

 

 

 

  • En cuanto al desenlace, ambos son muy buenos y, aunque algunos giros los he visto venir, otros me han sorprendido para bien. Los dos están a la altura y son muy coherentes. Pero, sin ningún género de duda, lo que hay que destacar es cómo el autor ha terminado relacionando dos tramas en apariencia inconexas en un todo único para conformar una historia completa (en las diversas acepciones del término).

 

 

 

¿Qué «me» ha fallado?

 

 

  • Esto es una percepción mía, porque como vais a ver yo misma me voy a contradecir: las dos historias se me han hecho cortas (más la de 1881 que la de California), pero si las hubiese alargado más le habríamos visto las costuras de inmediato. Así que el fallo, como veis, no es de la novela, es mío que soy una incongruencia con piernas.

 

 

 

Resumiendo, que dice el Maestro: Relojes de cristal es una novela de misterio escrita por Gareth Rubin, que destaca por su formato innovador y un argumento intrigante. La obra presenta dos historias entrelazadas que se desarrollan en diferentes épocas y lugares. A través de una narrativa inmersiva y personajes bien construidos, Rubin teje una trama rica en suspense y tensión.

 

 

Su estructura tête-bêche permite al lector adentrarse en dos relatos que se entrelazan de manera magistral. Cada historia, por sí sola, es lo suficientemente llamativa, pero juntas crean una experiencia de lectura mucho más compleja. La habilidad de Rubin para entretejer dos historias aparentemente distintas en un todo cohesivo demuestra su maestría como narrador.

 

 

El libro también nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la verdad y la ficción, y cómo nuestras percepciones pueden ser moldeadas por las historias que contamos y las que elegimos creer. La lectura se convierte así en una gran experiencia, no solo de los secretos de los personajes, sino también de las capas de significado que cada historia oculta en su interior.

 

 

Por si no ha quedado lo bastante claro, Relojes de cristal es una lectura mucho más que recomendable.

 

 

 

 

 

Autor

 

 

Gareth Rubin estudió literatura inglesa en la Universidad de Saint Andrews y asistió a la facultad de teatro East 15 Acting School, de la Universidad de Essex.

 

Escribe artículos sobre asuntos sociales, viajes y arte para periódicos británicos.

 

En 2013 dirigió un documental sobre el arte terapéutico en el Bethlem Royal Hospital de Londres (conocido como «Bedlam»).

 

Datos del libro

 

 

 
Título Relojes de cristal
Autor Gareth Rubin
Editorial Roca
Publicación 20 junio 2024
Traducción Santiago del Rey
Serie

 

 

 

 

 

 

 

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