Opinión personal
No me preguntéis, porque ni yo misma lo entiendo, cómo he comprado y leído una novela que viene avalada como «el thriller del año«, una frase que me provoca, como poco, urticaria, y de la que huyo como de la peste.
No sé si ha sido la cubierta, el título, la sinopsis o que me gusta más la palabra psicológico junto a thriller que a un niño un caramelo, el caso es que aquí os la traigo y la he disfrutado muchísimo.
Eso sí, no es una novela apta para todos los estómagos, no porque algunas escenas sean explícitas, que lo son; el motivo es el tema del que trata en ella: la pedofilia, la pederastia, los padres que abusan de sus hijos… es algo que me supera. No creo que haya una condena suficiente para alguien que hace algo tan tremendamente repugnante y aberrante (bueno, sí, colgarlo por las pelotas hasta que me duela a mí; esto también va para el policía que han detenido hace un par de días y para cualquier hijo de perra que abuse de niños).
Antes de empezar, quería hacer un par de puntualizaciones, una para la editorial y otra para el traductor.
- Queridos señores que ponen precio a los libros: es un sinsentido que un libro valga en formato e-book 11,99 euros y en papel 19,90 euros. ¿Estamos locos o qué? ¿Se nos ha ido la cabeza? Muchos lectores compulsivos preferimos leer en digital porque ya no tenemos espacio para meter más libros físicos en casa, pero a estos precios nos lo ponen bastante difícil. Los costes imagino que serán menores y eso debe repercutir en el precio. Aunque es mi opinión y la de la inmensa mayoría de los lectores, ustedes no le ponen remedio bajando los precios, pero se quejan cuando vienen duras.
- Respecto al traductor, he llegado a la conclusión investigando un poco, por el tiempo que estos libros llevan publicados en Francia, que lo ha hecho del francés y no del sueco directamente. Que hasta aquí todo estupendo. Por mí como si traduce del krio, del kswajili o del urdu. Durante esas investigaciones he descubierto que es también el traductor de «mi dios» (y del de muchos de los que pasáis por aquí), Thilliez.
Pero hay algunas cosas en la novela que no me terminan a mí de cuadrar; llamadme rarita, pijotera, tiquismiquis o lo que queráis, pero no se deben utilizar palabras que la gente no usa habitualmente en sus conversaciones, como elucidación o descantillado, y repetir un montón de veces la expresión «traído por los pelos» (cuando existen sinónimos como «cogido con pinzas» para ir variando un poquito); el choque entre palabras que se pasan de cultas y el lenguaje coloquial chirría bastante.
Pero lo que más me ha molestado es un «catalanismo» que me trae por la calle de la amargura:
—Descansa un poco y puedo pasarme por tu casa después del trabajo.
—¿Quieres?
—Sí, de verdad. Ve a acostarte. Traeré un poco de vino. ¿Te apetece?
No se dice «traeré un poco de vino«. Es «llevaré un poco de vino». Este ataque de mala leche es porque he pagado 12 pavos como 12 soles por un libro que no ha estado a la altura a nivel de corrección; un poquito de coherencia.
Una vez desahogada (¡¡¡qué bien me he quedado, cojona!!!), vayamos al lío, que es lo que os interesa. Como he puesto esta mañana en Twitter, menos mal que la segunda parte de la trilogía sale a la venta el 5 de junio, porque con el cliffhanger que se marca el autor me he quedado igual o peor que antes de empezar a leer.
Sí, este libro NO ES AUTOCONCLUSIVO y forma parte de una trilogía llamada Los rostros de Victoria Bergman, compuesta por Persona, Trauma y Catarsis.
Estructurada en capítulos muy cortos titulados con nombres de localizaciones geográficas, se desarrolla en la actualidad y en fechas diferentes del pasado tanto próximo como lejano, y está ambientada en Suecia, Kiev y Sierra Leona fundamentalmente.
Escrita en tercera persona valiéndose de un narrador omnisciente, excepto la historia de Victoria en cinta que lo está en primera, con un estilo muy dinámico (en el que se alternan párrafos compuestos de frases de un tamaño normal, con otros de una sola frase muy corta), tiene una trama muy bien urdida, con varias historias aparentemente inconexas que se suceden en lugares y fechas distintas (aunque vemos rápidamente el posible punto de unión), que poco a poco van confluyendo hasta formar un todo coherente y unitario, sin que quede ningún cabo suelto (salvo los capítulos que se desarrollan en Kiev, que imagino que descubriremos qué tienen que ver con el argumento en uno de los dos próximos libros o en ambos).
El ritmo ágil, con un par de giros narrativos espectaculares, uno mediada la novela y otro cuando queda más o menos un tercio, y con un uso del flashforward magistral que nos deja ojipláticos.
Los personajes bien definidos, aunque no he conseguido empatizar con ninguno, lo cual no quiere decir que no haya gozado con la lectura. Tenemos cuatro mujeres protagonistas, tres de las cuales tienen algún tipo de problema «psicológico», pero en lugar de sentirlas valientes y con coraje, me han parecido muy «blanditas», sobre todo la inspectora Kihlberg, a la que le hubiese dado más de un guantazo.
Los escenarios y ambientes maravillosamente logrados, con un trato del tema de los abusos a menores de una manera cruda y muy detallada, igual que el de los niños-soldado, la discriminación de la mujer en Suecia (sí, reíos de la idealización que tenemos todos de los países del norte de Europa; en algunas cosas les superamos con creces) o el estudio de la psique humana y la profundización en el tema de si una persona con problemas psiquiátricos es responsable o no de sus actos.
En cuanto al desenlace, el autor nos lo adelanta unos capítulos antes de terminar la novela con un flashforward de quitarse el sombrero. Entonces pegas un grito y piensas: «No, Montse, tranquila, que Erik es un buen tipo y no te va a dejar sin enterarte del fin; será autoconclusivo, ya lo verás, y dejará el resto de las tramas abiertas».
Pues no. Después del impacto he sufrido otro aún peor, cuando se han acabado las páginas y ¡¡¡me he quedado con las ganas!!! Pero que no cunda el pánico, que mis pesquisas de esta mañana han dado mucho de sí: el 5 de junio sale a la venta la segunda parte e imagino que con la que cierra la trilogía harán lo mismo.
Resumiendo, que dice el Maestro: una novela que me ha sorprendido, me ha conmovido, me ha perturbado, me ha dejado tocada en muchas ocasiones, que ha superado con creces las expectativas, y que me ha hecho darme cuenta de que debo romper el tabú de «mejor libro…», porque algunas veces, solamente algunas como en este caso, llevan razón.
Autor
Erik Axl Sund son dos autores en uno, pues detrás de tal nombre se esconden en realidad Jerker Eriksson (1974) y Håkan Axlander Sundquist (1965).
Håkan es ingeniero de sonido, músico y artista. Jerker fue productor de la banda de electropunk de Håkan iloveyoubaby! y actualmente trabaja como bibliotecario en una prisión.
Como Erik Axl Sund han publicado, hasta la fecha, tres novelas: Persona, Trauma y Catarsis; juntas forman la trilogía Los rostros de Victoria Bergman, ahora publicada como La chica cuervo.
Datos del libro
Título | Persona |
Autor | Erik Axl Sund |
Editorial | Reservoir Books |
Primera edición | 7 mayo 2015 |
Traducción | Joan Riambau |
Serie | Los rostros de Victoria Bergman |
Esta reseña se publicó originalmente el 11 de mayo de 2015 en el blog Con el alma prendida a los libros (ya cerrado). Como no quiero perder las entradas ni las sensaciones que me dejaron las novelas reseñadas allí, la recupero en esta web sin moverle ni una coma.
Letraherida.
Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros.
Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena.
0 comentarios
En Escaparate Literario cumplimos el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD)
Responsable: Elías García Díaz
Finalidad: Gestionar los comentarios de nuestro blog
Legitimación: Tu consentimiento
Destinatarios: Los datos que nos facilitas están alojados en los servidores de la empresa 1&1 Internet España S.L.U.
Ver la politica de privacidad de 1&1 Internet España S.L.U. ( https://www.1and1.es/terms-gtc/terms-privacy/)
Derechos: En cualquier momento podrás ejercer tus derechos, entre otros, a acceder, rectificar, limitar y suprimir tus datos.