Rocco Schiavone

Antonio Manzini

Pista negra

A consecuencia de un turbio incidente con el hijo de un poderoso político, Rocco Schiavone, subjefe de la policía de Roma, ha sido «desterrado» a una pequeña ciudad del valle de Aosta, en los Alpes italianos.

Para un romano sofisticado y amante de la buena vida, no es la mejor noticia. El frío, las botas de nieve y el provincianismo de los autóctonos estimulan la natural tendencia de Rocco a las malas pulgas, así que, visto el panorama, un caso difícil le vendría de maravilla.

La ocasión se presenta cuando aparece un cadáver aplastado bajo las huellas de una máquina pisanieves en una de las estaciones de esquí de la zona. El desafío es importante. A la escasez del material encontrado hay que añadir la ignorancia de Schiavone de las costumbres locales, su desconocimiento del dialecto y la historia del lugar. Nada que amilane, desde luego, a una persona decidida y orgullosa como él. Sin renunciar un ápice a su temperamento meridional,

Rocco se abre camino entre pistas, refugios de montaña y teleféricos, interroga a monitores, guías y enigmáticos operarios del valle, y, sobre todo, traba relación con unas cuantas lugareñas guapas dispuestas a ofrecerle una cálida bienvenida.

La costilla de Adán

Forzado a abandonar su querida Roma natal debido a ciertas irregularidades en el desempeño de su labor policial, Rocco Schiavone es enviado al valle de Aosta, que pese a estar situado en la península Itálica, para un meridional como él es lo más parecido a aterrizar en Marte.

Rodeado de imponentes montañas, atenazado por un frío glacial y desconcertado ante el carácter circunspecto de los habitantes del lugar, Rocco encara su segundo caso con el mismo talante de siempre, irritable y transgresor hasta el límite de lo permisible, pero imbuido de un profundo sentido de la justicia.

Cuando una mujer es hallada muerta en su casa y, en la penumbra, se extienden las secuelas de lo que en apariencia ha sido un robo violento, el subjefe Schiavone se resiste a la tentación de creer lo evidente.

Una serie de coincidencias y divergencias, sumadas a la ambigüedad de algunos personajes, transformará gradualmente el escenario del crimen en una espesa niebla de misterios. Para despejarla, Schiavone pondrá en práctica su contundente método particular, basado en la intuición, la astucia, una inquebrantable lealtad a su gente de confianza y cierta tendencia a tomarse la justicia por su mano.

Como ya se vislumbró en Pista negra, su primer caso, cada interrogatorio de Schiavone, espoleado por su característico mal humor y su irreductible tenacidad, aviva la curiosidad del lector.

Una primavera de perros

Tras pasarse nueve meses destrozando sus Clarks, pues se niega a calzarse unas botas de montaña apropiadas para la región, Schiavone acoge con escepticismo la llegada de una teórica primavera al valle de Aosta.

Su resistencia a someterse a la realidad de aquel lugar, donde ni las estaciones del año son como deberían ser, se refleja también en su labor profesional. Al conocerse el accidente de una furgoneta en el que mueren el conductor y su acompañante, Rocco reacciona con su habitual irritación e intenta desentenderse del asunto. Sin embargo, pocos días después, la desaparición de una joven perteneciente a una rica familia de constructores de la zona despierta su instinto de sabueso: las pesquisas para encontrar a la chica le abren las puertas de un mundo subterráneo que lo deja estupefacto.

Rocco conoce muy bien los negocios turbios que se dan en una gran ciudad como la que tanto añora, pero no sospechaba hasta qué punto podía existir algo semejante en ese rincón perdido entre las montañas.

Finalmente, Schiavone no tiene más remedio que ponerse manos a la obra, lo que lo obligará a apartar de su mente el espinoso asunto de su relación con la mejor amiga de su última ex, además de un doloroso hecho de su pasado que se niega a aceptar.

Sol de mayo

Unos días después de haber liberado a Chiara Berguet, el subjefe Rocco Schiavone se encuentra muy afectado por un hecho que no le desearía a nadie: la muerte, en su propia casa, de la compañera de un amigo de Roma, acribillada con balas que iban destinadas a él.

Pero cuando la depresión amenaza una vez más con doblegarlo, Rocco echa mano del mejor recurso que conoce para combatirla: expresar su ira contra todo el mundo, transmutada en una ironía capaz de herir más hondo que una navaja.

Por fortuna, los agentes de la comisaría de Aosta, que están aprendiendo a convivir con la coraza de espinas que recubre el corazón malherido de su jefe, saben tomárselo con filosofía y aguantar el chaparrón.

Así que, cuando Rocco sale del pozo, lo animan a emprender la búsqueda del asesino, que, al discurrir entre Roma y Aosta, se convierte en una dolorosa exploración de su pasado, un viaje en el tiempo que es como una herida abierta sobre una llaga que sigue sangrando.

Y por si fuera poco, el caso de otro finado, al que en un principio se había dado carpetazo como víctima de un infarto, aterriza sobre su mesa para avivar su irritación.

Y con él, un nuevo viaje, en esta ocasión al sector más acomodado de la ciudad, el de los que están fuera de toda sospecha, los que creen que pueden disponer de la vida humana como si de un peluche se tratara.

7-7-2007

No es aventurado sospechar que el carácter áspero y mordaz del subjefe Rocco Schiavone es la coraza de un hombre que vive atormentado por la culpa y está poseído por la ira y el dolor.

En esta quinta entrega de la serie -que escaló una vez más al primer puesto de ventas en Italia- se revela por fin el oscuro pasado de Rocco en Roma, donde, bajo la aparente normalidad del trabajo cotidiano y de su amor inquebrantable por Marina, su mujer, el incorregible policía cultiva un entramado de amistades y lealtades peligrosas que, a la postre, supondrán su perdición.

El verano de 2007, en plena canícula romana, Rocco sufre una fuerte sacudida que lo deja aturdido y desconsolado: Marina se ha marchado de casa, triste y desengañada tras descubrir que el elevado tren de vida que llevan se basa en los trapicheos de Rocco y sus amigos de la infancia.

Sumido en la desesperación, el subjefe debe investigar la muerte de dos estudiantes de Derecho, asesinados de forma tan violenta que todos los indicios apuntan a un ajuste de cuentas.

Después de semanas de intensas pesquisas, en las que logra destapar las conexiones internacionales de una red de narcotraficantes, Rocco obtiene la información suficiente para interceptar un cargamento de droga. Sin embargo, aunque lo ignora, acaba de dar un paso decisivo hacia el precipicio: al asestar el golpe de gracia a la trama criminal, ha firmado una sentencia de muerte cuyo legado será una guerra sin cuartel que se dilatará durante diez años hasta alcanzar los fríos parajes de Aosta.

Polvo y sombra

El buen tiempo no acaba de llegar a Aosta y el subjefe Rocco Schiavone tiene que lidiar con dos crímenes mientras repasa latín con Gabriele, el vecino adolescente cuya madre nunca está en casa.

El cadáver de una transexual ha aparecido en el río Dora y casi a la vez, en un prado a las afueras de la capital, un pastor ha descubierto el cuerpo inerte de un hombre que esconde, en el bolsillo, una nota con el número de móvil de Schiavone.

Y cuando el subjefe empieza a olerse que no se trata de un homicidio sin importancia, como pretenden algunos mandos, sino de algo mucho peor, recibe instrucciones de abandonar la investigación. De nuevo, el policía más políticamente incorrecto sólo podrá aclarar lo que está pasando saltándose los procedimientos y enfrentándose a todos los estamentos y engranajes del poder.

Polvo y sombra, sexta entrega de la serie dedicada a Rocco Schiavone, que se ha encaramado a los primeros puestos de las listas de libros más vendidos de Italia, es una historia de sombras y traiciones que el subjefe intentará atrapar, pero que huyen dejándolo simplemente con el polvo de sus recuerdos.

Considerado por la crítica y los lectores el heredero del gran Camilleri, un Antonio Manzini en estado de gracia borda una novela impecable, tan apasionante, divertida, irreverente y melancólica como su carismático protagonista.

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