Doctor Quirke

Benjamin Black

El secreto de Christine

Dublín, años cincuenta. En un depósito de cadáveres, una turbia trama de secretos familiares y organizaciones clandestinas comienza a desvelarse tras el hallazgo de un cuerpo que nunca tendría que haber estado allí.

Una oscura conspiración que abarca ambos lados del Atlántico y que acaba envolviendo en un siniestro abrazo, inesperadamente, la vida misma de todos los protagonistas.

Demos la bienvenida a Benjamin Black. Nos encontraremos lo mejor de un extraordinario escritor, John Banville, también entre la niebla, los vapores del whisky y el humo de los cigarrillos de un Dublín convertido en el escenario perfecto para la mejor literatura negra.

Por sus magníficas descripciones de personajes y ambientes, con un lenguaje preciso, elegante e inteligente, John Banville está considerado como el gran renovador de la literatura irlandesa y uno de los más importantes escritores en lengua inglesa de la actualidad.

El otro nombre de Laura

Ha pasado el tiempo para Quirke, el hastiado forense que conocimos en El secreto de Christine. La muerte de su gran amor y el distanciamiento de su hija han conseguido acentuar su carácter solitario, pero su capacidad para meterse en problemas continúa intacta.

Cuando Billy Hunt, conocido de sus tiempos de estudiante, le aborda para hablarle del aparente suicidio de su esposa, Quirke se da cuenta de que se avecinan complicaciones, pero, como siempre, las complicaciones son algo a lo que no podrá resistirse.

De este modo se verá envuelto en un caso sórdido en el que se mezclan las drogas, la pornografía y el chantaje, y que una vez más pondrá en peligro su vida.

Esta novela de ambiente y trama apasionantes confirma a Benjamin Black como uno de los escritores contemporáneos de mejor estilo y mayor capacidad de persuasión en el género de la novela negra.

En busca de April

Irlanda, años cincuenta. La misma niebla densa y desconcertante que cubre Dublín parece haber ocultado el rastro de la joven April Latimer.

Cuando Phoebe Griffin se ve incapaz de recabar noticia alguna sobre su amiga, Quirke responde a su petición de ayuda y muy pronto los dos, junto con el inspector Hackett, comienzan la búsqueda.

Mientras Quirke ve su sobriedad distraída por la joven y bella actriz Isabel Galloway, la familia de April silencia su desaparición ante el terror a un escándalo.

¿Por dónde comenzar a desenredar la enorme y compleja telaraña de amor celos, mentiras y oscuros secretos con la que April tejió su vida?

Muerte en verano

 

Cuando el magnate de la prensa Richard Jewel aparece muerto en su casa de campo una calurosa mañana de verano, pocos lo lamentan.

El doctor Quirke y el inspector Hackett no tardan en darse cuenta de que, lejos de tratarse de un posible suicidio, «Diamante Dick» ha sido asesinado.

La investigación lleva a Quirke al orfanato de St. Christopher, donde vivió su infancia, y a frecuentar a Dannie, la problemática hermana de Jewell; a Carlton Sumner, el empresario rival, y a Françoise d’Aubigny, la elegante y misteriosa viuda.

Venganza

Los Delahaye y los Clancy comparten una historia de alianza y ambición que pasa de padres a hijos. Y ahora, también de muerte y preguntas sin respuesta: ¿por qué Victor Delahaye iba a necesitar un testigo para suicidarse?

El doctor Quirke y su amigo el inspector Hackett interrogan a los miembros de ambas familias: Mona Delahaye, la joven y embriagadora viuda; James y Jonas Delahaye, los desconcertantes hijos gemelos; Jack Clancy, el mujeriego socio, y su hijo Davy.

Sin embargo, cuando una nueva muerte -aún más sorprendente que la primera- los golpea a todos, resulta obvio que algún terrible secreto está en juego.

Órdenes sagradas

 

La madrugada en que el cuerpo de Jimmy Minor aparece flotando en las oscuras aguas del canal, ni Quirke ni su hija Phoebe pueden intuir hasta qué punto esa muerte va a remover sus propias vidas.

Mientras Phoebe abre los ojos a una sensualidad desconocida, la investigación arrastra a Quirke de regreso al infierno de su infancia en el orfanato católico de Carricklea.

¿Podrá descubrir qué callan los muros de Trinity Manor? Y si lo consigue, ¿será capaz de sobrevivir a la herida de los propios recuerdos y regresar a la superficie?

Las sombras de Quirke

 

Incapaz de guardar reposo pese a sus alucinaciones y desvanecimientos, Quirke regresa al trabajo en la morgue de Dublín.

Es a él a quien llaman cuando aparece un cuerpo en el interior de un coche calcinado: todo apunta al suicidio de un funcionario advenedizo, pero Quirke no puede quitarse de la cabeza la sospecha de que algo no encaja. La única testigo se ha esfumado, han borrado todo rastro de ella.

Al reunir las piezas de su desaparición, el patólogo se ve atraído hacia las sombras del universo de las élites dublinesas: sociedades secretas y política eclesiástica de altos vuelos, políticos corruptos y hombres con mucho dinero que perder.

Mientras la psicoanalista austriaca Evelyn Blake entra en su vida y en su corazón, la pista acaba por llevar a Quirke hacia su propia familia, y pasado y presente entran en colisión. Los crímenes de antaño han de permanecer ocultos, y Quirke ha agitado la telaraña.

La víctima 2117

Quirke en San Sebastián

 

Arrastrado por su vitalista esposa Evelyn a unas vacaciones en San Sebastián, el patólogo Quirke pronto deja de echar de menos el lúgubre y sombrío Dublín para empezar a disfrutar de los paseos, el buen clima, el mar y el txakoli.

Sin embargo, toda esta calma y hedonismo se ven perturbados cuando un accidente algo ridículo lo lleva a un hospital de la ciudad.

En él se cruza con una irlandesa que le resulta extrañamente familiar, hasta que finalmente cree reconocer en ella a una infortunada joven, amiga de su hija Phoebe.

Si la memoria, o el abuso del alcohol, no le juegan una mala pasada, se trataría de April Latimer, presuntamente asesinada —aunque su cadáver jamás fue hallado— por su perturbado hermano en el transcurso de una sórdida investigación en la que el propio Quirke se vio implicado años atrás.

Convencido de que no ha visto a un fantasma, insiste a Phoebe para que visite el País Vasco para salir de dudas. Lo que Quirke ignora es que la acompañará el inspector Strafford, por quien siente una aguda antipatía, y que, además, un asesino a sueldo muy peculiar emprenderá idéntico trayecto.

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