La tierra fragmentada

N. K. Jemisin

La quinta estación

Ha dado comienzo una estación de desenlaces.

Empieza con una gran grieta roja que recorre las entrañas del único continente del planeta, una grieta que escupe una ceniza que oculta la luz del sol.

Empieza con la muerte, con un hijo asesinado y una hija perdida.

Empieza con una traición, con heridas latentes que comienzan a supurar.

El lugar es la Quietud, un continente acostumbrado a la catástrofe en el que la energía de la tierra se utiliza como arma. Y en el que no hay lugar para la misericordia.

El portal de los obeliscos

Toda era tiene que llegar a su fin.

Ha dado comienzo una estación de desenlaces.

Empieza con una gran grieta roja que recorre las entrañas del único continente del planeta, una grieta que escupe una ceniza que oculta la luz del sol.

Empieza con la muerte, con un hijo asesinado y una hija perdida.

Empieza con una traición, con heridas latentes que comienzan a supurar.

El lugar es la Quietud, un continente acostumbrado a la catástrofe en el que la energía de la tierra se utiliza como arma. Y en el que no hay lugar para la misericordia.

El cielo de piedra

La luna volverá pronto. Que su regreso proclame la destrucción de la humanidad dependerá de dos mujeres.

Essun ha heredado el poder de alabastro Decanillado. Con él espera encontrar a su hija Nassun y forjar un mundo en que los niños orogenes crezcan a salvo.

Para Nassun, el que su madre haya sido capaz de dominar el Portal de los Obeliscos es algo que llega tarde.

Ha sido testigo del mal que hay en el mundo y ha aceptado lo que Essun no comprende: que, a veces, lo que está corrompido no se puede purificar y hay que destruirlo.

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